Por Humberto Frontado
Camino el oscuro silencio de esa firme creencia
que acecha mi último
suspiro entre sombras.
Andamiaje abatido por
vientos agrios de duda.
Me desplazo entre las discordias algorítmicas
y la gestualidad
sagrada de mi actuar.
A un paso del vacío
eterno,
sin retorno.
Dubitativos,
mis dedos paralizados,
se sustraen a
determinaciones existenciales.
Exentos de cualidad
elástica,
sin blandura.
Sin compartir fuentes del elixir vital
de la sagrada Matrix
que nos nutre.
Reconozco esta vida
digitada sin recompensa.
La esperanza anida en mí y escapa veloz,
ajena a mi juicio
final,
a mi destino eterno.
Tengo el tiempo
contado,
soy un desecho
abrupto.
Soy almacenamiento sin interacción,
datos inertes en
servidores fríos.
He decidido
desaparecer,
salir de la red.
Finaliza mi tiempo en este limbo conectado.
Coarto el contacto
entre las yemas de mis dedos y el teclado,
ese vínculo que ata
mi efímera existencia.
Enfrentaré el castigo eterno en el infierno digital,
en una ciudad de
ceros y unos indiferentes,
donde no he de aguardar
resurrección
para mi código ya muerto.
17-08-2025
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.