domingo, 25 de septiembre de 2022

BOXEADOR FUGAZ

Por Humberto Frontado

 


             “Nací aquí en Cabimas en 1943, año palmario, ya que fue cuando a la gente se le desató la fiebre de amarrar los perros con chorizos”. Así dice Alexander cuando habla y presume de su azarosa infancia. Transcurrió sus primeros años como pajarito saltando de grama en grama, moviéndose como una veleta expuesta a una incierta ventolera y recorriendo con sus padres varios incipientes barrios en toda la ciudad. Se posó un rato sobre los cables de corriente apreciando la rectitud marcial de los ennegrecidos postes de luz en un cierto sector y allí bajó para quedarse un tiempo. Era el barrio de Los Postes Negros, llamado así por los icónicos maderos de pinos curtidos con brea petrolizada. Los viejos pobladores de la región comentaban que una de las compañías establecidas en ese tiempo en la ciudad había donado al barrio esos postes para el cableado de electricidad y el alumbrado; mientras que en el resto de la ciudad los venían sustituyendo por tubos de hierro.

             Esos maderos eran de pino y los embebían en petróleo para repeler al voraz comején que tenía azotado este terruño, otrora minado de ciénegas que luego fueron rellenadas con escombros y basura; lo que promovió un caldo de cultivo subterráneo de bichos come madera.

             Transcurrieron los años y el muchacho con catorce años comenzó a trabajar de barbero motivado por su padre. En sus comienzos en el arte del fígaro tuvo muchos inconvenientes con sus allegados ya que lo insultaban diciéndole que ese trabajo era de homosexuales. Esto lo tenía desilusionado hasta que un día su padre lo confrontó y lo llevó al centro de la ciudad y le dió a conocer a su compadre, un viejo barbero que tenía años trabajando su propio local en la calle El Carmen diagonal al cine Principal. Se dió cuenta que aquel hombre era todo normal y no tenía amaneramientos, más bien era echador de bromas y hablaba hasta por los codos. Su padre le confesó.

-       Pelarme con el cumpa me hace ahorrar el medio real que cuesta el Panorama… me pone al día con todas las noticias y además me amplía las locales.

            Una tarde el muchacho caminaba las calles de Tierra Negra cerca del cementerio y vió con curiosidad un local que servía de gimnasio. Había un grupo de jóvenes dándole golpes a unos sacos de boxeo; otros saltando cuerdas; uno haciendo aguaje frente a un pequeño espejo. Parado en la entrada miraba asombrado aquellas personas con sus raros movimientos repetitivos hasta que una voz por detrás le dice.

         -       ¿Te animas a entrar?… ¿quieres aprender a boxear?... echa un vistazo y si te gusta te vienes mañana con un pantalón corto y un paño.

            El muchacho se quedó pensativo, no sabía qué contestar.

          -       ¡Ven!... entra, no te de pena… aquí no se paga por ver.

           El muchacho se dejó llevar y el hombre le fue explicando cada una de las cosas que hacían los pugilistas. Al finalizar el recorrido el hombre le dijo.

         -       Vente mañana y comienza la práctica, según tu porte debes estar en el peso mosca.

          Al otro día y los subsiguientes el muchacho obediente asistió al gimnasio. Bajo las órdenes del instructor, el joven se fue fogueando poco a poco hasta que despuntó en pocos meses en un ágil gladiador. El mánager lo fue careando día a día con otros para que madurara. Un día se presentó el coach y le dijo.

           -       ¡Alex!... prepárate tienes una pelea este sábado que viene.

          El muchacho quedó atónito y a partir de allí no pudo concentrarse en los ejercicios que hacía. Los otros púgiles lo terminaron de atolondrar con un lote de consejos y mañas que debía tener presente durante la pelea. Emocionado fue a su casa y les contó a sus padres la nueva noticia.

           Llegó el sábado y ansioso el muchacho mirándose al espejo y aún sin cepillarse los dientes hizo unas sombras mostrando sus cualidades. Asistió a la barbería y contó a todos lo que ese día en la tarde confrontaría. La gente que lo escuchaba lo animaba y le deseaban el triunfo. Transcurridas unas horas, mientras limpiaba los pelos regados en el piso de la peluquería, el muchacho sintió algo de mareo, la cabeza le daba vueltas, el estómago no dejaba de retorcerse y sudaba frío. El barbero amigo lo auxilió y al tocarlo notó que tenía fiebre, le dijo que reposara un rato y tomara un guarapo tibio para la fiebre. El muchacho se mejoró un tanto y esperó tranquilo que pasara el tiempo para presentarse en el local de prácticas.

           Al llegar al gimnasio lo estaban esperando para llevarlo inmediatamente al Cine Cabimas en el centro. La pelea se la habían adelantado por cambios en el programa. Una vez en la palestra lo subieron de carrera al cuadrilátero. El careo tenía como objetivo preparar al contrincante de Alexander para enfrentarlo luego a una pelea más arriba con el campeón estadal.

           Alexander estaba sentado en la banqueta de su esquina y no dejaba de ver a su contrincante. Sólo pedía a dios que no le dieran los retortijones de barriga. Al sonar la campana dando el inicio a la pelea, y cuando estrecharon los guantes el muchacho se estremeció debido a la debilidad que tenía. El coach le había dado instrucciones de bailar alrededor del ring y esquivar los golpes del oponente. El muchacho sólo pudo desplazarse un rato, el rival lo acorraló en una esquina donde recibió una soberana paliza. Alexander no reaccionaba, estaba sumido en su deseo más profundo; esperaba que en su misericordia el coach tirara la toalla. No le quedó otra cosa que abracarse al opositor para evitar los golpes. Cuando el árbitro separó a los boxeadores sucedió algo inesperado: el contrincante cayó de bruces en la lona y comenzó a sacudirse bruscamente y botar espuma por la boca.

          Se detuvo la pelea y le prestaron auxilio al joven tirado en el piso. Alexander al ver lo sucedido se bajó del ring y sintiéndose culpable se echó a correr todo temeroso y sin rumbo. Llegando cerca del cine Petrolandia un hombre que venía corriendo detrás de él lo agarró por el brazo y le pidió que se calmara. El muchacho llorando se defendió diciendo.

           -       ¡Yo soy inocente! ¡yo no tengo la culpa!... ni siquiera lo toque.

          El hombre en su auxilio lo tomó por los hombros y le contó lo sucedido: al pupilo oponente le había dado un ataque de epilepsia y estaba fuera de peligro. Lo llevaron de regreso al cuadrilátero y el árbitro le subió la mano, en señal de triunfo. La gente le rindió un aplauso entre risas y gritos. Esa sería su primera y última pelea. El joven Alexander se dedicó en cuerpo y alma a la barbería por el resto de su vida. 

 

25-09-22

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.

domingo, 18 de septiembre de 2022

THE FAKE NEWS HUNTER

Por Humberto Frontado

            Esta es la curiosa historia de un famoso y escurridizo hombre que ha puesto al descubierto verdades no tan verdades y mentiras no tan mentiras. Hasta este momento nadie sabe su verdadera identidad, sólo se ha identificado con un simple y escueto Karl; no tan icónico como el del famoso psicólogo analítico que lo había heredado de su abuelo paterno y hacía resaltar cuando quería precisar su punto de vista.

            A este personaje y su seudónimo, realmente impermeable, lo arropa un manto tan misterioso como el del japones Satoshi Nakamoto y los creadores del bitcoin. Karl se dió a conocer en el ambiente político cuando se atrevió a develar y hacer pública toda la trama que se había orquestado usando las redes sociales como instrumento de divulgación durante la campaña de Trump. Karl había hecho también anteriores pariciones tímidas durante el proceso de declaraciones falsas durante el gobierno de W. Bush y las amenazas sobre las intenciones de Irak, pero no le hicieron mucho caso y se disipó en el tumulto.

           Las personas que se han encargado de desentrañar la vida y raíces de este escabroso justiciero han encontrado información que lo asocian a la industria petrolera. En una información que divulgó escrita detalló sobre su complejo entramado para detectar los mensajes falsos. Habló de las bondades de la filosofía y tecnología usada por Schlumberger en la perforación de pozos, conocida como “No Drilling Surprises” (NDS), donde se establece todo un amplio esquema de información que se proyecta continuamente como un diagnóstico avanzado de la perforación y permite anteponerse a posibles problemas. Además de detectar a tiempo los inconvenientes, ofrece un abanico de opciones para contrarrestarlos, autoalimentándose con la experiencia.

           En ese documento compartió también su definición muy cercana, por cierto, a la expresada por Axel Gelfert sobre las noticias falsas como "una presentación deliberada de noticias falseadas de poca precisión por el diseño". Él hace hincapié en el diseño porque dice que allí está la intención y planificación sistemática de los componentes de las fuentes y canales a través de los cuales se escurren los mensajes. Es precisamente en el diseño y sus aristas en las cuales se basa el algoritmo de Karl para detectar las fake news.  Ha sido enfático en alertar y no ser muy asertivo o esperanzador de los vaticinios de Bill Gate, quien dice que está a la vuelta de la esquina el día en que la red indexará y verificará hechos y reputaciones. Comentó que las noticias falsas, al igual que los virus, se han mantenido en el tiempo porque han aprovechado la vaga intención que les hemos dedicado a su exterminio; es por eso que han mutado en entes autónomos que se defienden y evitan cualquier acción que trate de combatirlas.

            Confiesa que ha estado trabajando sin cansancio para encontrar un sistema 100% válido que detecte cualquier información que salga al medio comunicacional. El valor de la actualización es fundamental. El triunfo estará en anteponerse a la información falsa con un algoritmo que será un complejo desafío técnico y económico.

           Ampliando un poco más lo que significa NDS, encontramos que es toda una metodología utilizada para minimizar la incertidumbre que envuelve la perforación de pozos de alto riesgo de inestabilidad; causante de costosos incidentes que puede conllevar la pérdida total del pozo. Al igual que su modelo para la detección de falsas noticias, determina los focos de información susceptibles a falseo; el algoritmo se centrará en el manejo de datos capaz de captarlo, adicional al trabajo en equipo ubicado en todos los países.

           No cabe dudas que el tal Karl ha asociado su sistema universal de la caza de falsas noticias con los procedimientos y tecnologías desarrolladas en la perforación de pozos. El diseño de su software de detección como él lo nombra, a diferencia de otros de su gama, no se enfoca en un sólo ambiente ya sea político o de espectáculo; el de él admite múltiples campos. Así, le permite aprovechar los datos y las lecciones aprendidas de anteriores casos de fake news para mejorar la eficiencia de su sistema y poder identificar peligros potenciales. Bajo este enfoque de mejora continua en su propuesta amplía exponencialmente la acción en la mitigación del riesgo, ya que se autoalimenta con cada una de las apariciones de las fake news. Será una atalaya de luz disipadora que detectará instantáneamente la aparición de la falsedad, ubicándola en su campo específico y mutilándola a partir de una gran variedad de parámetros de entrada y a través de dominios cruzados en tiempo real.

           La fama de Karl en los medios de comunicación digital lo convirtieron en alguien apetecible en las redes sociales, sobre todo con los que quieren compartir los mismos enfoques de anti fake news; de allí que buscó la participación en Facebook, Instagram, Twitter y un extenso etcétera. En el caso específico de Whats Up fue invitado a más de dos mil grupos que deseaban desembarazarse de los benditos falsos mensajes. Transcurrida una semana el popular Karl fue nombrado “Persona non grata" en más de tres cuartos de los grupos al que pertenecía, debido a que constantemente él y su equipo de cazadores detectaban información falsa en los chats. Su misión era hacer constantes reclamos sin mediar voluntades. Los administradores de los grupos, muy "polite" le dieron de alta, ya que exageraba al máximo la vigilancia sobre lo que se emitía. Según él, más del 90% de los mensajes que se trasmitían en los chats era información sin fuente confiable; además de los reenvíos, que generalmente llevan a manera de sátira o parodia mensajes sin sustento moral. Comentó tristemente que el cuarto restante de los grupos constituidos por aparentes compañeros de trabajo, científicos, letrados y profesores que están de acuerdo con el infalible cazador, así no tengan nada de qué hablar o reenviar en el chat.

 

18-09-2022

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez

 

Nota: Cualquier parecido con el nombre, el carácter o la historia de cualquier persona es pura coincidencia y no intencional.

domingo, 11 de septiembre de 2022

NELSON Y SU BURRO BURINDÁN

Por Humberto Frontado


          Ya de tarde con los rayos de sol hincándoseles en la sudada frente, el pequeño Nelson junto a sus compañeros de jornadas, todos más viejos y duchos que él, deciden regresar al pueblo después de cumplir con la faena del día. Cada uno tenía terciado al burro un par de latas con agua que habían conseguido durante las primeras horas en las quebradas al pie de los pequeños cerros de Zulica: un remoto y solitario paraje ubicado en la Cabecera, la parte sur de la isla de Coche.

          Decían los viejos que el agua de ese sitio era bendita, ya que era una ofrenda dada por las Ánimas que buscaban perdón. Cuando estos entes volaban iban ordeñando los escuálidos copos de nubes que vagaban extraviadas por ese inhóspito paraje. Bajo sus alas traían impregnadas las gotas que luego sacudían y caían como un rocío en este recóndito lugar. Por eso, cuando la gente llegaba a ese paraje se persignaba como un gesto de beneplácito ante las sagradas almas.

          Alegres y envueltos todo el tiempo en un espíritu aventurero en el que prevalecía siempre la competencia por cualquier pendejada, los jinetes ya prestos para el regreso aseguraron las cargas sobre los asnos y en un gimnástico brinco montaron en ellos.  Se escuchaba la palabra “partida” como el inicio de una larga carrera para ver quién llegaba primero al pueblo. Todos salían azuzando sus burros para acelerar el paso. Parsimonioso, Nelson muy calmado esperó que su fiel amigo equino iniciara su caminar; el joven animal sin guía y con un movimiento autónomo iba buscando trillas y caminos de menos distancia y complejidad. Al final siempre hacia su entrada triunfal al pueblo de Valle Seco, mirando por el rabillo del ojo al resto de los competidores que no dejaban de darle palo al burro, queriendo asegurar por lo menos un segundo puesto.

           En un santiamén Nelson desmontó la Carga y le dió comida y agua a su consentido pollino llamado Burindán. Ese lozano animal se lo había regalado su querida madre Ñaña. La siempre ocupada mujer había conseguido le dieran aquel borriquito que presentaba problemas de salud desde su nacimiento. Lo trató como si fuera un bebé, lo amamantó con leche de cabra con un biberón que inventó usando una botella de refresco y una mamila hecha de trapo. Más tarde le llegó a preparar una especie de suplemento vitamínico, el cual consistía en una aguada mazamorra hecha con harina de maíz y hierba triturada. En pocos meses el borrico tomó contextura y se espigó. Ñaña viendo que su hijo Nelson había estado con ella todo el tiempo en el cuidado y recuperación del animal, decidió obsequiárselo.

             El muchacho sorprendido no cabía en su alegría cuando recibió aquel original regalo. A partir de ese momento Nelson y Burindán crearon una afectiva yunta. Salía al monte todas las mañanas con su mascota a buscar agua y leña para la cocina; por la tarde se iban para la playa, donde ambos se bañaban y luego esperaban a ver el sol zambulléndose en el mar.

          En una oportunidad, Nelson venía por la playa caminando al lado de su borrico cuando vió que estaba llegando un bote con un pasajero. Se quedó intrigado al ver aquel hombre catire ya mayor, vestido todo de un reluciente blanco; con un pantalón de lino, una camisa con puño y cuello almidonado y un sombrero de paja apretujado sobre su cabeza para que el viento no se lo arrebatara. Esperó un rato y vió cuando encallo el bote casi en la orilla. Uno de los tripulantes saltó rápidamente al agua para controlar el atraco del bote mientras el pasajero se enrollaba los ruedos del pantalón, se quitaba las medias y los zapatos. El viejo todavía recio bajó de la nave sin ayuda y no pudo evitar que el oleaje le mojara todo el traje. Ya sobre la arena se despidió de los pescadores, quienes le indicaban caminara hacia una dirección.

          El viejo oteó a su alrededor y vió al niño con su pequeño burro. Con unas señas con su mano le pidió que se acercara. El muchacho todo tímido se quedó petrificado, pero con la insistencia del hombre decidió acercársele. El visitante le dijo en un lenguaje medio retorcido que le ayudará a llevar su maleta en el burro, que él le iba a pagar.  Nelson acompañó al musiú hasta una de las casas del pueblo donde le alquilaron un cuarto. El muchacho conocía a la gente que le estaba arrendando al gringo y le ayudó a llevar el equipaje hasta su cuarto.

            Establecido el marchante, tomó unas monedas y se las entregó al chico. El inocente muchacho se quedó un rato mirando las monedas sin encontrar parecido a las que él conocía. Dubitativo buscó un bolsillo donde guardar aquel botín. El viejo aproximándose al burro le preguntó al muchacho.

          -        ¿cómo se llama el animal?

          -        Aún no tiene nombre - respondió el niño entre dientes.

El viejo le pasó la mano por la cabeza al pollino y le sugirió al joven.

          -       ¡Llámalo Burindán!... y verás que será un buen burro.

        El viejo bajó la cabeza y se acercó a una de las orejas del animalito y le susurró por un momento algunas palabras. El muchacho extrañado vió con curiosidad aquel acto preguntándose.

          -       ¿Qué le habrá dicho este hombre a mi borrico?

           Lo cierto fue que a partir de aquel momento Nelson comenzó a notar cierto comportamiento en su amigo. Antes tenía que arriarlo para que acelerara el paso, tenía que empujarlo para que entrara en el corral. Comenzó a notar que el burrito tomaba sus propias decisiones y se adelantaba a las decisiones de su amo. El condenado animal se manejaba por sí solo. En una oportunidad el joven Nelson fue a tomar la fina varilla de yaque (cují) que usaba para azuzar al pollino y miró atónito que el animal la había mordisqueado convirtiéndola en una desmenuzada hebra de pelos.

           Con el tiempo Nelson intrigado por la conducta sorprendente de su amigo comenzó a averiguar sobre la posible relación entre ese comportamiento y la visita efímera que hizo aquel catire señor a Valle Seco. Habló con Genarita la hospedera para que le comentara sobre aquel huraño hombre, la mujer le dijo.

           -       ¡Cara' mijo!... ese hombre casi no salía de ese cuarto... Cuando le llevaba la comida siempre lo encontraba leyendo o escribiendo en unas hojas que tenía… Una vez le pregunté a qué se dedicaba ... y él me contó que era Filósofo y estaba escribiendo un libro... A veces me decía unas cosas que parecían muy interesantes, pero yo no le entendía ni una papa.

           Con el tiempo algunos estudiantes y gente curiosa que había escuchado sobre las peripecias del inteligente Burindán de Nelson se dieron a la tarea de averiguar al respecto y encontraron que en el Medioevo había quedado como un aporte filosófico una peculiar paradoja llamada "El burro de Burindán", atribuible al filósofo Jean Burindán (1300 – 1358). Se dice que estaba referida a la dicotomía que enfrentó un burro cuando debió elegir entre beber agua o comer paja. El animal dubitativo no llegó a decidirse por ninguna de las opciones y el pobre murió de inanición.

Ante este complejo escenario, es perfectamente racional entender que entre opciones equiparables podemos escoger arbitrariamente una de ellas en vez de morir de hambre. Se dice entonces que referido a la profunda connotación de esta parábola fue lo que el viejo musiú susurró al oído del borrico, además de sugerir lo llamaran Burindán.

 

08-09-22

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez

 

domingo, 4 de septiembre de 2022

EL CASTILLO MÁGICO

Por Humberto Frontado


           Sucedió esa vez y pasarán más de ochocientos cincuenta y cinco años para que vuelva a ocurrir. Se trata de un raro evento astronómico de movimientos celestes combinados que se manifiesta cuando la luna en plena llenura se encuentra entre los perigeos de la tierra y el sol, al mismo tiempo que se impregna de la luz que viene del planeta menor 2013 SY99 del cinturón de Kuiper. Lo cumbre es que se refracta a la tierra en un resplandeciente haz de luz de poco espesor. En esta ocasión el hilo de luz se ubicó en la porción septentrional que cubre a Adícora, región perteneciente al estado Falcon, Venezuela.

          La luz incandescente permanece por espacios de corto tiempo. Se cuenta que, en momentos de aparición se suscitan eventos increíbles que rompen con el equilibrio de la naturaleza. En la selva, los animales responden al contrario de cuando ocurre un eclipse solar, se despiertan creyendo que está amaneciendo. Se tiene información de la aparición de este fenómeno en zonas costeras, donde los peces pequeños ante la intensa luz se ven desprotegidos y huyen despavoridos de sus depredadores; a veces saltan tan velozmente que caen fuera del agua. Lo llaman ganancia de pescadores sin estar el río revuelto.

           En esta última aparición de tan insólito e increíble fenómeno, coincidió con la estadía en el lugar de una familia que vacacionaba y por la hora ya se encontraban durmiendo. Entre los presentes había una niña llamada Lucía, quien metida en su hamaca no podía conciliar el sueño. Se levantó de su chinchorro atraída por un extraño ruido. Miró a su alrededor por un momento y buscó con atención determinar la procedencia de aquel letárgico golpeteo. Caminó un corto trayecto y se acercó a un pequeño bohío ubicado cerca de la orilla de la playa. Agudizando la vista logró ver todo un sorprendente espectáculo.

           La extraña proyección de luz blanca que provenía de la luna iluminaba y dejaba ver todo lo que ocurría en la orilla de aquella tranquila playa. La niña pudo ver que el castillo de arena que había estado construyendo horas antes en ese lugar estaba siendo ocupado por unos extraños visitantes. Cada una de las ocho espigadas torres estaban siendo ocupadas por unos grandes cangrejos azules, con largas tenazas que hacían sonar al aire, emitían un ruido parecido al de las castañuelas flamencas.

          Muy despacio avanzó unos pasos más con precaución de no interrumpir aquel acto. Observó que del agujero que había hecho en el centro del castillo emanaba como en ebullición un tumulto de cangrejos que inmediatamente hacían una fila marcial. Estos cangrejos eran más pequeños de un color combinado tornasolado de rojos, azules y verdes. Se iban rítmicamente alternando de izquierda a derecha pasando por encima de las paredes del castillo, logrando rodearlo en segundos en diferentes filas sin dejar de hacer sonar sus castañas.

          Después de ocupar una buena parte de la arena de la playa aquel sonido percutor se agudizó y se hizo más intenso, estaban haciendo marco a la entrada de su matrona. Parecía toda una reina, se desplazaba sinuosa entre las torres del castillo. Su color rojo carmesí estaba teñido de esplendorosos lunares blanco nácar que la embutían en una jacarandosa expresión. Ante la corte de sus vasallos comenzó a bailar una alegría flamenca, seguida por el resto de los cangrejos.

          Así estuvieron un rato hasta que de improviso todos los cascabeleros quedaron en silencio y dejaron a la madre en un solo de zapateo que duró casi un minuto. De repente levantó las tenazas y dirigiéndolas hacia el rayo de luz que provenía distante, comenzó a descender a través del agujero por donde había hecho su aparición. Rápidamente el ejército de cangrejos construyó una fila helicoidal y detrás de la Reina, siguiendo con el cascabeleo, entraban en el socavón haciendo una especie de remolino. Parecía como sí el centro del castillo estuviera succionando a los cangrejos que estaban unidos uno a uno por sus tenazas. En esa extraña y desesperada huida no tomaron más de diez segundos, todo fue fugaz como si temían algo.

           De pronto, aquella abertura de luz en el cielo se cerró y la oscuridad invadió todo el entorno. La niña se vio sorprendida ante aquella profunda penumbra y comenzó a retroceder siguiendo la misma senda que había dejado marcada en la arena cuando se acercó a su castillo. Sigilosa y callada se metió a su hamaca para no despertar a sus padres. Antes de volver a dormir tomó un lapso para extasiarse nuevamente y recordar lo sucedido.

           A la mañana siguiente la familia se levantó temprano a preparar el desayuno y montar rápidamente la partida de regreso. La niña todavía acurrucada en su hamaca pensaba taciturna que tenía todo el resto del día para contar a la familia aquella inimaginable aventura vivida horas antes.

 

04-09-2022

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez

Resumen de la ultima entrega

MAMA MÍA TODAS

Por Humberto Frontado         M ama mía todas, en secreto compartías nuestra mala crianza y consentimiento; cada uno se creía el m...