sábado, 30 de abril de 2022

LA EMBUSTE MÁS GRANDE

Por Humberto Frontado



           Como en todo pueblo de antier, en sus albores había a quien se le atribuía la responsabilidad de traer y llevar las informaciones que descollaran en los pueblos vecinos y el propio. Hombres que contaban al pie de la letra sobre los sucesos y también quienes la relataban con algunos aderezos particulares que los sustraían de la cotidianidad. Esas personas además de relatar los sucesos se autodenominaban cronistas del pueblo. Si alguien quería enterarse de algún acontecimiento recurría a la reminiscencia de ese memoriado personaje.

           Era innegable que en esa época se respetaba al hombre que profesaba tal trabajo. En una silla recostada a la pared de su casa, con un despellejado pocillo de peltre se tomaba a pequeños sorbos una borra de café que ya había sido hervida por tercera vez. Atendía a cualquiera que viniera a preguntarle lo que sea: tumultos ocurridos en las fiestas patronales o cualquier celebración, desvaríos de parejas, información meteorológica interpretada de los halos de café reflejados en el tiesto esmaltado. El prestigio que habían logrado esos particulares personajes se fue desechando cuando fueron remplazados por gente inescrupulosa, que otearon el cargo como una atalaya para la mentira y joder a los demás. Comenzaron a adulterar las notas de prensa y hacer las noticias insólitamente creíbles, así como concebir inverosímiles cuentos, cachos, etc.

          Así se alcanzó a instaurar en cada pueblo el embustero de profesión. Cada sector tenía dos o tres mentiroso de mala calaña. En el pueblo de Valle Seco se rompió el molde y en una época gloriosa para la estirpe llegó a haber más de una docena. Era tanta la gente contando las cosas todas embrolladas y en un sentido jocoso que se llegó a un punto en que se pensaba que nada era cierto, todo era una confusión. La gente que iba hacia abajo más bien venía de allá, pero con menos velocidad en el andar. La sal era el azúcar y era mucho más salada y viceversa. El café lo molían con moñinga de chivo, decían que tenía un oxigenado sabor con más bouqet, pero con un pequeño y agradable amargor.

          El pueblo de Valle Seco llegó a permanecer estático por un lapso de espacio que no se sabía si era corto, grueso o ancho de tiempo. Para los botes que salían con rumbo a la Isleta, era tan incierta su orientación a medio camino que el capitán rodeaba la isla y atracaba nuevamente en el muelle; optaron por amarrar las lanchas al muelle y no salir más. Los pescadores venían con los botes cargados de peces y casi llegando a la playa los reembolsaban al mar para decir luego que habían pescado mucho, pero con mucha mala suerte; así se justificaban y se echaban a reír a mandíbula batiente para celebrar su descalabro.

          Un día llegó temprano el jefe civil para poner orden en el pueblo y después de escucharlos un largo rato regresó a su pueblo comenzando el crepúsculo, desconcertado montó su burro al revés y veía que cuando avanzaba hacia El Cardón se alejaba más de éste, apareció después de tres días de delirante travesía. La gente al notar que la máxima autoridad había estado zozobrando en toda esta envolvente atrocidad comenzó a preocuparse, pensaban que la perversidad que se había desencadenado podía, como una maléfica pandemia, trasmitirse al resto de los pueblos de la Isla de Coche. Se decía que el acérrimo apego que había alcanzado la gente a las embustes y la echadera de lavativa fue como una enfermedad. Todas las personas sin excepción, grandes y chicos sentían una satisfacción desmedida por la mentira. Los padres sabiendo que los hijos le mentían, le respondían con una mentira aún más grande, como si se tratara de un desafío evolutivo más que moral y racional. Igual sucedía con toda la gente, no había distingos; en este sistema el pobre sentía satisfacción de engañar al que tenía más, total ese señor de más rango y posición era un doble mentiroso, al cual no le salían con gracia porque ya era su costumbre y los inventaba sin sazón ni encanto.

            Los médicos aprovechaban sus mentiras para asustar a los enfermos más de la cuenta y hacerlos recuperar prontamente. En la salina era todo un descalabro, la gente decía que tenía el saco lleno cuando sólo tenía la mitad. El celador les decía que faltaba un cuarto de medio saco para que se lo creyera el mentiroso hombre y se lo hicieran vaciar y llenar más adelante antes de subirlo a la gabarra. Llegó a darse un fenómeno insólito, a las pobre gallinas se les llamaba para que comieran maíz, sus dueños metían la mano en el saco y hacían el amago con la mano como si regaran el maíz en el patio, ante el engaño las aves se quedaban mirando como “gallina que come sal”. A los burros se les daba agua primero a reventar y luego se les daba un gran haz de paja que ya no querían; todo era un caos, era una rochela permanente en el pequeño pueblo.

           Lo último que sucedió fue cuando Moco uno de los embusteros más famosos del lugar desapareció sin dejar rastros, la noticia causó gran conmoción, corrió como pólvora, fue llevada a toda la isla por su archienemigo Mojito. Uno de sus principales rivales en las peleas de embuste en todo coche. Contó con lujo de detalles todo lo sucedido: a unos les contaba que Moco había zozobrado y se había ahogado entre Chacopata y Coche, habían conseguido su bote a la deriva frente a Araya. A otros les dijo que se lo había llevado la Chirigua, tomándolo por el pescuezo como un pollo, lo arrastró hacia los cerros y todo por falta de respeto: había echado un mal chiste sobre ella, tildándola de mujer fácil.

         Al saberse la noticia, todo el pueblo entró en una tregua de compasión y tributo; guardaron reposo en sus mentiras y desvaríos. Apesadumbrados, rindieron culto a uno de los inspiradores de esos grandes momentos que habían vivido de diversión y sin razones. De desinterés por las cosas a las que habían estado encadenado y los hacía insípidos y faltos de vida. Las embustes habían llegado a establecer un nuevo canon de vida en la isla.

           Sintieron que con tantas viles mentiras que antes los arropaban y martirizaban, se acogieron abiertamente a las fútiles, dulces, jocosas, sin malicias que los hizo vivir en un mundo sin fin; construidas de pequeñas mentiras piadosas donde las verdades llegan a ser intrascendentes y sin prestancia. En ese sumiso tributo estuvieron todos en sus casas acatando un duelo de apretado silencio. El acontecimiento fue borrando esas ansias absurdas de mentir, la gente fue retornando al ritmo de vida acostumbrado, los hombres salían a pescar y de regreso se metían al chinchorro a esperar la comida, los muchachos a ir a la escuela y las mujeres a ocuparse de todos los quehaceres de la casa.

          Una semana después de la partida del finado Moco ocurrió algo trascendental en el pueblo. Apareció de la nada y resucitado el viejo Mónico. Salió de su casa trastabillando, todo débil y encandilado, lleno de polvo. Sorprendió a todo el pueblo inclusive a sus hijos y a Genara, su mujer, que lloraba desconsolada. El condenado hombre había permanecido escondido todo ese tiempo, metido en un hueco que el mismo había cavado tiempo atrás bajo su cama. Había forrado el agujero con tablas y servía para esconder a los hijos cuando llegaba el ejército a querer llevárselos reclutados para el servicio militar. Permaneció todo ese tiempo enguacalado en el hoyo, sigiloso, comiendo casabe con pescado salado, con una pequeña tapara con agua.

         Sin parangón esa ha sido la más grande mentira que se ha tejido en toda la Isla de Coche, siempre será recordada como un tributo al viejo Mónico… campeón de los embusteros.

01-05-2022

 

Nota: En la literatura popular venezolana, un “cacho” es un cuento corto anecdótico, cuyas principales características son la mentira, la exageración y lo jocoso.

domingo, 24 de abril de 2022

ARGENTILÓSOFOS

Introitus mentales)

Por Humberto Frontado



           En un frío y empolvado rincón de una vieja pulpería, un hombre ya entrado en años y vestido con roídos atavíos de gaucho comenzó a vociferar cosas. Con golpeadas palabras que se agitaban en una sinuosa cadencia se iba amasando un largo y sugestivo poema; con él narró sus penurias a los pocos paisanos que allí estaban. Ahijuna dijo en voz alta buscando hacerse notar y se presentó: Me llamo Martin Fierro y vengo de las oscuras profundidades de mis rancias pampas, más de allá que de acá. Me disculpan si al sacudir el húmedo y frío moho que cubre mi atribulada esperanza los salpica. Según me dicen para haber llegado yo hasta aquí debí converger en una línea de sincronicidad relativa de tiempo y espacio casi fugaz. No sé qué significa esa enredina. Ansina tengo el tiempo suficiente para chamuyarles algo que un pequeño chingolo voló a decirme en mis siderales oídos.

           Espero todavía tomar un pequeño guascazo del resplandor de luz que emana la eterna esfera para erguirme en pelo sobre el lomo de mi caballo sin cabestro; asirme a su blonda crin azabache y cabalgar un poco a paso lento por el atribulado pensamiento de la actualidad argentina. Mi mate se ha enturbiado, se emponzoñó con un dizque edulcorante saborizado; se ha desarraigado de la buena tradición que hemos heredado por siglos. Esas usanzas se extraviaron en el camino porque nos ha valido más aferrarnos precisamente a lo paupérrimo de los ideólogos. Nos hemos apartado del pensamiento consciente y sensato para apegarnos a tantas boludeces. El tiempo es el único remedio que nos destraba de toda la psique que abordó a quien otrora propuso algo. El cambio continuo en la sociedad nos exige apegarnos a ellos, precisamente para evolucionar.

             Se ahogan en suntuosos quilombos de parafraseo de lemas subcutáneos, que impresionan por los símbolos abstractos que representan y de donde se agarran, se aferran como una garrapata en la verija de quien lo dice. El pensamiento político sólo se atiene a los malos propósitos, no hay nada nuevo o novedoso; lo adorna siempre la misma mala intensión: joder al más débil, al que menos tiene. Lo bueno es que lo que se gesta lo maulan con una cagada que los desacredita. El deporte, el arte y todas las manifestaciones culturales lo impregnan de su incapacidad de pensamiento y rigor. La vulgaridad y expresiones soeces están por encima de las buenas costumbres. Creen que con levantar la voz también los levitan y le dan derecho a estar por encima del que no tiene poder ni dinero. Hablan de la defensa del feminismo, de los animales, del aborto y de otras tantas cosas, dejando atrás la obligación que tenemos ante nosotros mismos de respetarnos y apoyarnos. Tanta contaminación moderna nos atosiga de boludeces.

           La publicidad y el dinero hacen al hombre de provecho y nada cuenta más que eso, para que otros lo sigan en los medios: Facebook, Twitter, Instagram, etc. Son políticos con un pensamiento y convicción de pre y pronto pago. Veo que entre los hombres prevalece el que va matrereando todo el día: susceptible, receloso mirando pá tos lados para evitar ser engañado… y nada, siempre morirá en la orilla.

           La pequeña ave me ha contado que por los predios de la cementada y monticular capital corretea a sus anchas un singular espécimen charuto que con su aturdidora y lenguaraz bocaza es apodado el “argentilósofo”. Un locuaz leguleyo y rapaz simplón que envuelve a todos con su dizque sapiensa. Recurre a eventos partidistas para darse un lugar, hace presencia en simposios, en reinauguraciones de cualquier cosa o lugar que ya se ha reinaugurado. Allí aprovecha para manifestarse sobre no sé qué, hablando por horas o mejor dicho leyendo sus aburridas y redundantes notas trasnochadas y aún jumeadas; por ejemplo, haber descubierto los oscuros y salitrosos caminos de lo que fue la dictadura, denunciar la sinvergüenzura de los que han robado y saqueado al país, haciendo una gran alaraca como si eso fuera una novedad. Se presenta desplegando todo su plumaje de gran atorrante, el perfecto sinvergüenza que vive sin laburar y con cierta historia siempre en la punta de la trompa. Su facha, lo mismo lo camufla de prestigioso artista que de inmolado “patriota”. Con su cara de “yo no fui”, nos lo quieren vender como el   nuevo líder pá lo que sea. Conoce a ciencia cierta las bondades de los gobiernos extranjeros, porque busca moviendo palancas ser enviado por su partido en calidad de observador a unas largas vacaciones, con todos los gastos pagos, en los mejores hoteles.

           Yo viví aciagos momentos y creí que se acabarían, mas no fue así, nadie nos defendió y todavía en pleno siglo veintiuno se estila la misma mierda. Pareciera que hemos permanecido estáticos, postrados ante los mismos miedos de siempre. Hay otros políticos mozos usando discursos más modernos con un brillo de atrayente luz led, adornados de aditamentos, con más consejeros publicitarios que políticos. Hablando de política las estrategias de conseguir atención siguen siendo las misma: ofrecer labure y morfar. Todas esas personalidades son recibidas por una gran cantidad de gente dopadas con su dosis de prozac que sutilmente les concede el gobierno, es mucho mejor y más económico mantenerlos catatónicos, a que salgan a protestar o reclamen lo indeclinable.

           No nos vamos a desprender de la perenne arrogancia que nos impregna y que absorbimos de quienes nos heredaron: españoles, italianos y todo europeo que tenía una clase o nivel social acomodada y con privilegios imperativos, que les permitió gritar y abusar del que estaba por debajo. Todo lo queremos arreglar con impertinencia y con macanudos gritos. Todavía estamos a tiempo de dejar un legado de humildad y benevolencia a los que adquirirán los esquicios de cultura que estamos trazando en estos convulsionados tiempos.

           Lo último que quisiera ver antes de convertirme en polvo cósmico y partir hacia no sé dónde, es que la gente tome conciencia de lo que en sinceridad somos e idealicen con sus valores. Lo otro, es que perciban su apego a la tierra y la naturaleza, donde vuelvan a sentir ese romanticismo de otrora. Que tejan para la posteridad un racimo de esplendidos poemas, que narren sus vidas como algo que trasciende lo sutil y emocional…sólo eso.

 

24-04-2022.

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.


domingo, 17 de abril de 2022

SUPER MACHO MAN

Por Humberto Frontado



         -       ¡!Mamá!… ¿dónde está Chicha... que no la veo en el cuarto? – pregunta una niña a su ocupada madre en la hechura de las arepas del desayuno.

        -       ¡Ay mija!… tu hermanita se fue.

        -       ¿Cómo que se fue?... ¿y pá dónde pues? – insiste la criatura.

          La madre, dándole la espalda a su hija para que no la viera llorar y respirando profundo para calmarse, le confiesa.

       -       Mija… tu hermana se salió con Moncho, el hijo del compaí Similiano…. La gente dice que días atrás lo vieron varias veces rondando la casa.

        -       ¿Y dónde está ella? – inquiere angustiada la niña.

       -       Seguramente la llevó pálla abajo a casa de Juana la mujer de Similiano… por ahí salió tu pai bravo… pá hablá con el compaí.

          Terminando de hablar la mujer se enjugó las lágrimas y abrazó fuertemente a la pequeña, temiendo que aquel torbellino de malos augurios que se había desatado en su casa, también se la arrebatara de sus brazos. En su silente pensamiento veía grabada una imperativa frase: esta es la ley de la vida.

         Por otro lado, el padre de la muchacha raptada llegaba a la ranchería donde se encontraba un hombre recio, ya mayor, en plena faena remendando unas redes.

        -       Buenos días cumpa – saluda en voz baja el angustiado padre.

        -       Epa compaí Lencho… como está la vaina… llegó a buena hora mano, allí le tengo dos corocoros frescos y una sierra salpresa como le gusta a usted… ¿y la comadre?

        -       Gracias cumpa… Rosa está bien – contesta el hombre casi entre dientes.

       -       ¿Qué le trae por aquí cumpa?… lo noto medio raro – comenta el pescador aún con sus manos sobre la red.

       -       Cumpa… he venido a hablar con usted… sobre algo que ocurrió anoche en la casa.

      -       Usted dirá cumpa – contestó sin sospechar la sorpresa que le tenía su compadre con esa visita.

        -       ¡Cumpa!… resulta que anoche… apareció Moncho en la casa… y se sacó a Rosita… su ahijada compadre – confiesa entrecortado y casi llorando el mancillado hombre.

       -       ¡Caaaras cumpa!… ¡que vaina con esos muchachos!... pero no se preocupe cumpa eso se va a solucionar.

     -       Compaí… yo lo único que le suplico de corazón es que… le pida a Moncho que por favor… que honre a su ahijada casándose con ella… apenas Chichita tiene trece añitos… nojoda.

          El viejo se incorporó del suelo y poniendo la diestra en el hombro de su pariente, carraspeó su garganta y le dijo.

      -       Quédese tranquilo cumpa… déjeme hablar con él… aunque no le prometo nada… ya el sinvergüenza está bastante grandecito.   

          Al escuchar la última frase del señor Maximiliano el hombre molesto dió la vuelta y se marchó sin despedirse, dejando atrás los pescados que le había ofrecido. Caminó un largo rato por la orilla de la playa, hasta que notó exasperado que había permanecido casi toda la mañana en el mismo lugar. La viscosa y pastosa arena lo tenía atrapado, sintió por un momento que había caído en uno de los misteriosos tremedales del Secreto, en La Punta y se hundía impávido. Sacudió desesperado su cabeza hasta que logró desprenderse de todos esos malos pensamiento que habían inundado su angustiada mente.

         Calmado un poco, todavía había algo que le perturbaba; no podía apartar de su mente el aberrante historial que poseía Moncho el hijo natural de su compadre. Tenía en su haber cuatro hijos naturales esparcidos en varios pueblos en la Isla de Coche: dos en El Bichar, uno en El Guamache y otro en Guinima, ahora había venido a completar su estirpe por los lados del pueblo de Valle Seco.

         La historia se repetía, el desalentado hombre con la bilis irrumpiendo por todo su cuerpo, con la cara toda colorada mascullaba su rabia pensando en el sinvergüenza de su compadre y los que heredaban su legado. El padrino de la secuestrada niña tenía regado más de una docena de hijos en la isla, otros tantos en Margarita y muchos más en tierra firme, se decía que su descendencia rondaba los cuarenta hijos.

          Un día después que se desatara aquella funesta borrasca sobre la casa de la cándida Chicha, su madre en la cocina no dejaba de ordeñar sus ojos. Tomó su falda rápidamente para limpiarse la cara cuando sintió que alguien había entrado a su casa. Era su suegra que se desplazaba lentamente, apoyándose de la pared para subir los peldaños del piso. Al llegar a la rústica cocina se acercó a su nuera y la abrazó diciendo.

         -       Dios te bendiga mija… ya me enteré del asunto… es de lo único que se habla desde ayer en este pueblo… pobre Chichita caaaras… ¿y dónde está Lencho?

         -       Por ahí anda el pobre… dando tumbos… dijo que iba pabajo a hablá con el Jefe Civil.

        -       ¡Ay mijita!... y que puede lograr con él… si ese es más sinvergüenza que el mismo Similiano… son caimanes del mismo pozo… la misma güate – espectaba furiosa la señora.

      -       ¡Ña Petra!... y qué podemos hacer entonces – se lamenta Rosa gimoteando.

-       ¡que más!... esperar unos meses… hasta que la comadre Juana se canse de tenerla en la casa… y te la mande de regreso paca empreñá… más ná.

          El hijo varón en esa época nacía con todos los privilegios y luego obtenía el poder del padre. En cambio, las mujeres únicamente estaban en el monte buscando leña y agua; o encuarteladas en la casa haciendo sus deberes al pie de la letra; o esperando calladas y preguntándose con qué reclamo le vendrían ese día. Era una situación que se repetía en la isla. Se tildaba de bicho raro al hombre que era condescendiente con su mujer y mucho más si la ayudaba en los quehaceres de la casa.  

          Era asumido que el hombre tenía pleno derecho de golpear a sus mujeres, que lo comentara para lucirse entre los compañeros de trago no era cosa que impresionara a nadie. Las abuelas de hoy comentan que ellas no veían distingos entre la violencia y la educación que le daban los padres y abuelos.

          El poder del hombre y su abuso ante la mujer era una escena que se repetía no solamente en la pequeña Isla de Coche, sino en todo el territorio nacional y en toda Latinoamérica. Todavía se mantenían focos de guerras locales independentistas, imposiciones de gobiernos dictatoriales, que habían heredado sin menoscabo toda la violencia y crueldad de nuestros ancestros colonizadores y más tarde caudillistas libertadores. Hasta las mismas religiones fueron palmarios cómplices de mantener impune los privilegios ese Super Macho Man que silente aún perdura.

          La violencia del hombre en el hogar era cosa de todos los días, aunque muchas veces de manera oculta. Muchas recuerdan lo que sufrieron puertas adentro lo que hoy pueden gritar en las calles. Aquella fue una época donde la mujer se tomaba por las buenas o por las malas. Eran violadas, golpeadas, humilladas, desvalorizadas, subestimadas y torturadas por el hombre en su pleno juicio, y más aún en estado de embriaguez. Todo el alboroto que podía ocasionar el conflicto hacia las afueras de la casa era considerado como un “problema de pareja”; si por las marcas era notorio el abuso, los vecinos decían “por algo será”.

           Entre hombres y mujeres el término “macho” se hablaba destacando y exaltando sus proezas y sus aparentes y engañosas virtudes; haciendo énfasis en la audacia, viveza, arrogancia y fuerza. Quienes han estudiado a fondo el machismo resaltan que en el curso del tiempo las leyes, la organización social, el menguado pensamiento político y religioso han dado más realce a algo que todavía no se le ha establecido claramente su origen, unos dicen que ha sido producto del génesis genético y otros de influencia cultural. La pregunta que al final se hacen todos: ¿podrán estos dos aspectos contribuir a su fin?, algún día se esclarecerá. Mientras tanto, las mujeres en el mundo defienden sus derechos cada día con más fuerza, buscando echar por tierra ese latente patriarcado que propicia la violencia en la familia.

           Isabel Allende escritora chilena, comentó una vez que “El machismo tiene su origen en las madres, que crían a sus hijos para ser servidos y, a las hijas, para servirlos”.

 

17-04-2022.

 

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.

Nota: Cualquier parecido con el nombre, el carácter o la historia de cualquier persona es pura coincidencia y no intencional.

domingo, 10 de abril de 2022

SUPERSTICIONISMO

  Por Humberto Frontado



             Implorando misericordia un individuo ya casi ciego, caminaba tanteando todo; cada paso que daba se apoyaba tembloroso de un báculo hecho de una estaca de pino que había conseguido en la calle. Casi desnudo y más alicaído que los mismos indigentes que presurosos transitaban por un costdo, como si fuese la representación del más bajo nivel en la categoría de la desdicha. Repelía a los transeúntes, quizás por el pegajoso olor a una humedad de moho rancio con muchos ciclos estacionarios. Emergía de la mugrosa y deshilachada tela que conformaba su túnica un estropeado rabo, ya sin dureza ni temple, que iba arrastrando todo calloso y con cuatro pelos canosos hecho trenzas cual mogote de rastra en la punta.

           Parado en una esquina bajo la luz de una farola, como quien espera que cambie el semáforo para pasar la calle, se quedó pensando un buen rato en algo insondable. Sacudió la cabeza y siguió parado flotando en su vacío mental, hasta que una mano tomó su hombro. El pertinente anciano detrás de él, insistiendo en hacer notar su presencia lo sacudió y le dijo.

           -         Hey viejo… soy yo … tu amigo Matusalén.

          Al escuchar al anciano con su voz temblorosa pero aún fuerte, se dió vuelta para verlo y responder.

           -         ¡Caras hombre!… ¿dónde estabas metido?… ¿qué haces por aquí?

          -         Trajinando… ya ves, buscando qué hacer y sin que se repita, ya sabes cuánto odio eso. Por lo que veo a ti no te va muy bien, pareciera que te cayeron los años de un sopetón… ¿qué está pasando contigo? – preguntó el barbudo anciano preocupado.

          -         Mijo me está sucediendo en estos momentos lo que estaba presagiado para mí y no le pare pelotas… estaba escrito desde hace tiempo… bien lo conocía y no quise aceptar.

           -         ¿A qué te refieres Satán? – preguntó en ascuas el viejo sabio.

         -          Como verás… cuando fui expulsado del cielo por mi mala conducta, Dios sentenció mi futuro enviándome acá y diciéndome bien claro… “tu preponderancia aquí en este mundo va a depender del superticionismo que en él impongas”. Al principio fue todo fácil ya que no había mucha gente que demostrara con raciocinio los hechos o fenómenos naturales a los que temían. A medida que el hombre fue desarrollando conocimiento se hizo más cuesta arriba mantener la imagen; menos mal que aparecieron las religiones y los expertos disertadores ente el mal y el bien, regalándome sopotocientas entidades que me protegían y hacían perdurable mi presencia. Eso me valió prestigio y prestancia importante durante siglos, por eso creí fehacientemente que esto iba a durar por siempre. En ocasiones veía que el hombre hablaba más de mí que hasta de Dios mismo; por eso no descarto que el omnipotente haya movido sus teclas para que yo llegara tan bajo.

           -          Chamo… menos mal que lo mió es diferente, mi presencia eterna se la debo a mis pociones y vericuetos existenciales… lo único que me aburre es tomar una identidad al azar y saber que será efímera, en cualquier momento tengo que saltar de ese cuerpo donde estoy y meterme en otro para no interrumpir mi esencia.

          Los dos ancianos caminaron casi una cuadra y al tratar de cruzar la calle, Matusalén exclamó despavorido.

          -          ¡Lucifer párate!… ve que estamos en Cabimas y ninguno de estos semáforos sirven… veamos bien que no venga nadie y cruzamos.

          Sentados bajo la sombra de un espeso y ramificado árbol de neem en la plaza de Concordia, el diablo expuso a su entrañable amigo sobre su otrora agitada lucha contra San Agustín de Hipona cuando presentó públicamente, valiéndose de banales argumentos, el ensayo donde aclaraba que la religión estaba exenta de supersticiones; que una cosa era la fe hacia algo inexplicable y otra era en creer en algo que temías y no tenía asidero. Lo dejé tranquilo porque sabía que la gente no le iba a parar mucho, y así fue; la gente siguió creyendo en la iglesia y en sus supersticiones, sin separarlos. Aún así, el condenado santo más tarde se valió de pasajes de la Lógica de Aristóteles para confundir mañosamente a la gente; sin embargo, no le valió de mucho. No pudieron conmigo decía, la superstición ocupa todavía un papel preponderante en la mente y creencias de la humanidad.

            -         ¡Esos eran otros tiempos cumpa! – le recrimina el rancio Matusalén.

          -         Sí, pero lo peor es que aún se esgrime como algo verídico… es parecido a la clara consideración que tiene la iglesia de que la investigación y el trabajo teológico se inscriben dentro de un saber racional, cuyo objeto es dado por la “Revelación” – es decir, la palabra de Dios – y luego trasmitida e interpretada por la iglesia bajo la autoridad del magisterio… son demasiadas incongruencias sobre su lomo, por eso es que aún no se le considera ciencia.

           Siguieron un rato en la tertulia coincidiendo algunas veces, transitaron largamente por la columna vertebral de lo que había permitido según ellos el desarrollo de la vida del hombre y su civilización: se trataba de la superstición. Concluyendo que el hombre seguiría por los siglos de los siglos creyendo en cualquier vaina que le digan. Al llegar a ese punto el sabio Matusalén levantó la mano para callar a su amigo que seguía lamentándose, y le dice:

            -         Compadre… viéndolo bien el problema que usted tiene es que cometió el error de haber venido a Venezuela en este tiempo…usted no se da cuenta que este bendito país no tiene parangón… aquí ocurren las cosas más inverosímiles que usted ni nadie se podría imaginar… en este sitio usted no tiene identidad porque se la han hurtado… han ocupado su lugar, con más ímpetu y más tenebrosidad de lo que se pueda imaginar…  según ellos van a durar por siempre… En este país la superstición es la política… se dice que hace más de dos décadas la gente creyó en un Mesías, que resultó ser un ángel diabólico… los acólitos a su alrededor establecieron en el gobierno y los partidos políticos una diablología, donde se ubica al diablo mayor como comandante supremo seguido de tres diferentes jerarquías: los arcandiablos, los querubidiablos y por último los serafindiablos… según se dice ellos se rigen en una radical Teopolítica que trata las sinrazones de la política.

          Satanás apenado y reconociendo lo que su amigo había esgrimido crudamente sobre su estancia en este país, le comenta en voz baja.

            -         ¡Coño compadre! usted tiene razón nojoda… y yo pensando en otras pendejadas… creía que era porque la gente estaba sumida en otras cosas… que si atendiendo el whatsapp en el celular, o viendo los memes en YouTube… lo menos que hacen ahora es pararle a las supersticiones banales de antes… ya ni van a los brujos para que les haga una limpieza o una ensalmada… Ahora si estoy consciente que mi desvanecimiento se debe a la sinvergüenzura que se vive en este gran país.

            -         Fernando Savater un filósofo amigo mío, no por viejo sino por sabio, me dijo un día que “las supersticiones son consideraciones falsas acerca de lo real, más influidas por el miedo que por la observación”. Está claro que la política desfila por todo el centro de esta definición, y más cuando no se ve en ella progresos razonables sino más bien una patética decadencia.

          Lucifer después de oír atento lo que comentaba el viejo sabio, se levanta y con una sacudida a su curtida capa le dice.

          -         ¡Cumpa!… por qué no agarramos nuestros cachivaches y nos vamos para algún lugar… se me ocurre en la India… allí si es verdad que creen en cuanta mariquera se les ocurre… allí veré florecer otra vez con prestancia y luminosidad mi grandeza

 

10-04-2022.

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez

Fuentes consultadas: Fernando Savater, Solo integral, Ariel, pag: 149, Wikipedia, la Enciclopedia Libre.

domingo, 3 de abril de 2022

LA MECHA PENECRISTALINA

Por Humberto Frontado



             Unas décadas atrás connotados físicos, matemáticos, meteorólogos, biólogos y otras tipologías más de científicos habían conmocionado al mundo al darle un importante y verdadero valor al término con el que expresábamos lo que era desordenado, abstracto o no tenía sentido por su vaguedad. Ese funesto día, en los pasillos de la oficina principal de Lagoven S.A. (filial de PDVSA) en Caracas, se estaba llevando a cabo en toda su extensión de desacierto, tiempo y magnitud un ejemplo claro del fenómeno “Caos”.  

             Era todo una excitación con espasmos cíclicos que iban y venían, como los de una angustiada parturienta. Buscaban contra reloj excretar de sus cabezas una pronta solución al enorme problema que se había suscitado esa mañana. Los empleados externos a esa oficina principal pensaban, por el alboroto, que se había fallado en la entrega de la cuota diaria de crudo, o que había ocurrido un accidente catastrófico en alguna de las instalaciones de operaciones, o acaso: Estados Unidos había suspendido abruptamente la compra de nuestro petróleo.

           Después de una hora de errar en un laberinto sin fin, la gente toda se movía en un sólo y apesadumbrado pensamiento: ¿Qué les depararía el destino después de terminar aquella azarosa tormenta?

           Alrededor de una impecable mesa de caoba estaban unas veinte personas que constituían la plana mayor de la inmaculada empresa. Unos se levantaban y salían, otros recibían información en archivos, notas en papel de todo tamaño o mediante susurros al oído. Al hacer acto de presencia el gerente general hubo un silencio abrupto y sepulcral. Todos dejaron de hacer lo que hacían y dirigieron sus miradas al sumo líder, que con voz clara e imponente llamó a la calma y estableció sencillas estrategias para solucionar el problema.

           Después de desmigajar barruntos y rumores de radio pasillos quedó claro que el problema se había generado con la entrega de la revista Nosotros de ese mes. Ese día el magacín de la empresa, con un tiraje de veinte mil ejemplares y distribuido en todas la instalaciones, había salido con una información comprometedora. Lo primero que había que hacer, según la gerencia general, era recoger todos y cada uno de los ejemplares que todavía no se habían distribuido. Los que habían sido entregados tenían que ser recuperados disimuladamente a través de los supervisores, explicando que se había cometido un pequeño error en la portada y se iba a corregir al día siguiente.

             Todo se develó cuando uno de los empleados de la sección de estadísticas y producción, al ver la revista le llamó la atención un artículo que reseñaba el establecimiento de un récor mundial en la tasa de penetración de una mecha policristalina en el pozo CL-430 del área de Centro Lago.  Se trataba de la barrena EM 5701 de última generación, fabricada con elementos de diamantes sintéticos. Presentaba un perfil de corte muy agresivo, con un recubrimiento externo capaz de resistir las más alta fricciones y dureza de las formaciones. Con una sola se logró perforar todo el agujero intermedio de 31,1 centímetros de 4,5 kilómetros de longitud. Había superado lo que hacían tres barrenas tradicionales de cono y se podía usar en tres pozos más.

           En el escrito se presentaban referencias, estadísticas, análisis de costo y un gráfico donde aparecía un perfil del pozo mostrando los horizontes perforados y el detalle del ensamblaje; todo muy bien ilustrado. Esta fue la foto o gráfico que le llamó la atención al joven, el cual ya tenía experiencia con esa información, había trabajado en la organización de Perforación y Rehabilitación en el oriente del país hasta que fue transferido a la capital.

           El joven detalló que la tubería de perforación se acoplaba a una sección constituida por un alargado pene. Con magistral destreza se había sustituido el ensamblaje constituido con las barras de peso (portamechas) y mecha con una foto de un soberbio pene. El glande reposaba en el fondo del pozo señalando la profundidad a la que había llegado.

            Al ver semejante detalle sexual el joven corrió presuroso hasta la oficina de su supervisor inmediato e hizo el comentario. A partir de allí se encendió la alarma y cundió el pánico. La información fue subiendo de niveles, ramificándose hacia varios departamentos hasta llegar a los responsables de la edición de tan importante revista: los gerentes de Asuntos Públicos y de Comunicación, el Director, la Coordinación de redacción y Corresponsables en las diferentes áreas. Magistralmente el director de la publicación argumentó en su defensa, para paliar un poco el error, que se podía esgrimir ante los incisivos medios de comunicación que en la revista se especifica que los autores de los artículos no reflejan, necesariamente, la política informativa de la empresa.

           Toda la responsabilidad del hecho apuntaba hacia la localidad de Tía Juana, donde se había generado la información. Los ingenieros responsables de la generación del artículo fueron llamados ante su gerente para revisar lo que había sucedido. Se determinó que esa información había estado circulando desde hacía un mes por todos los departamentos. Una copia de la presentación se había enviado a todos los niveles pertinentes de la Corporación y nadie había notado el desliz. El gerente sin mediar su sarcasmo comentó que ese era un claro ejemplo de la falta de comunicación entre los departamentos.

            El comentario en general era que se veía venir una sacudida de mata con botados y transferidos a los Gulag en tierras lejanas y frías de la Siberia local. El hecho perpetrado se estuvo investigando con personal de confianza de la gerencia y   la organización de PCP (protección y control de pérdidas, una especie de KGB o CSI interna). Al final fue catalogado como saboteo en un acto de espionaje empresarial.

            Después de haber encontrado un ápice de calma, uno de los participantes del gran cenáculo de la larga mesa nervioso levantó la mano y pidió la palabra. Comentó que él estaba, esa semana, encargándose de la Gerencia de Operaciones de Oriente ya que el gerente estaba asistiendo al evento del Colaper (Congreso Latinoamericano del petróleo) en Brasil, acompañando a otros tres ingenieros. Al revisar la información del folleto de la presentación encontró que una de las presentaciones era precisamente sobre la performance de la extraordinaria mecha policristalina, y presentía que se había elaborado con los mismos ingredientes con el que se había preparado el artículo de la deshonrada revista. El Gerente General desesperado preguntó sobre la fecha de la presentación y la respuesta que recibió fue: que había sido precisamente ese día en la mañana. El canoso y experimentado hombre, pasándose la mano sobre el engominado pelo expelió desinflándose: ¡ya todo está perdido!

           En otras latitudes más al sur, el falo policristalino hizo su entrada en la sala de exposición. La lámina insinuadora logró llevar a todos los expectantes por un largo y profundo viaje imaginario atravesando todas las vaginas geológicamente estratificadas, con largo y ancho disimiles, donde se acumulaba el negro elixir de la vida. Todo estaba enmarcado en la exuberante formación que se exhibía, mostrando su sinuosa arena compacta de cálidos colores intercalados provenientes del mioceno reciente de copa Cabana.

           No hubo asombro ni deshonra para el espectáculo, simplemente se comentó que en la presentación se había utilizado un provocador gancho publicitario muy creativo para captar la atención de los potenciales clientes en el negocio, el cual actuó como un disparador emocional de divulgación para atraer compradores. Otros más prácticos dijeron que todo había sido un ardid del presentador para sacar de la modorra de trasnocho que había en la mayoría de los presentes. En fin, a partir de ese momento, la barrena Penecristalina se dió a conocer internacionalmente y se extendió su uso por el mundo entero, gracias a su agresiva performance, además ese sería el apelativo con el que se conocería más tarde la mecha EM 5701

                Lo cumbre de todo esto fue que durante tanto tiempo los cuerpos de seguridad no lograron descubrir a los implicados en el boicoteo empresarial. Dos décadas después, producto de la hecatombe roja fueron despedidos de PDVSA dieciocho mil empleados. Muchos de esos expulsados migraron a trabajar en la Isla del Carmen (México). Ese grandioso terruño acogió a muchos de esos profesionales de exuberante experiencia. Fue allí precisamente en un bar de esa pequeña isla donde se disipó el gran misterio.

               Un taciturno ingeniero después de tres tequilas reposados y dos cervezas corona contó al grupo de colegas que lo acompañaban que su hijo se había reunido con dos amigos más del bachillerato a estudiar en su casa. En un descuido los muchachos entraron a la biblioteca y vieron una oportunidad irresistible para hacer algo grandioso y sin precedentes. Ante las láminas expuestas en la pantalla de la computadora del padre no perdonaron el momento para perpetrar la inocente broma, la que luego repercutió en que a él y otros más le costara la transferencia hacia otras organizaciones sin protesto.

 

03-04-2022

 

Corrector de Estilo: Elizabeth Sánchez.

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