Por Humberto Frontado
Unas décadas atrás connotados físicos,
matemáticos, meteorólogos, biólogos y otras tipologías más de científicos habían
conmocionado al mundo al darle un importante y verdadero valor al término con
el que expresábamos lo que era desordenado, abstracto o no tenía sentido por su
vaguedad. Ese funesto día, en los pasillos de la oficina principal de Lagoven
S.A. (filial de PDVSA) en Caracas, se estaba llevando a cabo en toda su
extensión de desacierto, tiempo y magnitud un ejemplo claro del fenómeno “Caos”.
Era todo una excitación con
espasmos cíclicos que iban y venían, como los de una angustiada parturienta. Buscaban
contra reloj excretar de sus cabezas una pronta solución al enorme problema que
se había suscitado esa mañana. Los empleados externos a esa oficina principal
pensaban, por el alboroto, que se había fallado en la entrega de la cuota diaria
de crudo, o que había ocurrido un accidente catastrófico en alguna de las
instalaciones de operaciones, o acaso: Estados Unidos había suspendido abruptamente
la compra de nuestro petróleo.
Después de una hora de errar en un
laberinto sin fin, la gente toda se movía en un sólo y apesadumbrado pensamiento:
¿Qué les depararía el destino después de terminar aquella azarosa tormenta?
Alrededor de una impecable mesa de
caoba estaban unas veinte personas que constituían la plana mayor de la
inmaculada empresa. Unos se levantaban y salían, otros recibían información en archivos,
notas en papel de todo tamaño o mediante susurros al oído. Al hacer acto de presencia
el gerente general hubo un silencio abrupto y sepulcral. Todos dejaron de hacer
lo que hacían y dirigieron sus miradas al sumo líder, que con voz clara e
imponente llamó a la calma y estableció sencillas estrategias para solucionar el
problema.
Después de desmigajar barruntos y rumores
de radio pasillos quedó claro que el problema se había generado con la entrega
de la revista Nosotros de ese mes. Ese día el magacín de la empresa, con un
tiraje de veinte mil ejemplares y distribuido en todas la instalaciones, había salido
con una información comprometedora. Lo primero que había que hacer, según la
gerencia general, era recoger todos y cada uno de los ejemplares que todavía no
se habían distribuido. Los que habían sido entregados tenían que ser recuperados
disimuladamente a través de los supervisores, explicando que se había cometido
un pequeño error en la portada y se iba a corregir al día siguiente.
Todo se develó cuando uno de los
empleados de la sección de estadísticas y producción, al ver la revista le
llamó la atención un artículo que reseñaba el establecimiento de un récor
mundial en la tasa de penetración de una mecha policristalina en el pozo CL-430
del área de Centro Lago. Se trataba de
la barrena EM 5701 de última generación, fabricada con elementos de diamantes
sintéticos. Presentaba un perfil de corte muy agresivo, con un recubrimiento
externo capaz de resistir las más alta fricciones y dureza de las formaciones. Con
una sola se logró perforar todo el agujero intermedio de 31,1 centímetros de 4,5
kilómetros de longitud. Había superado lo que hacían tres barrenas tradicionales
de cono y se podía usar en tres pozos más.
En el escrito se presentaban referencias,
estadísticas, análisis de costo y un gráfico donde aparecía un perfil del pozo
mostrando los horizontes perforados y el detalle del ensamblaje; todo muy bien
ilustrado. Esta fue la foto o gráfico que le llamó la atención al joven, el
cual ya tenía experiencia con esa información, había trabajado en la
organización de Perforación y Rehabilitación en el oriente del país hasta que fue
transferido a la capital.
El joven detalló que la tubería de
perforación se acoplaba a una sección constituida por un alargado pene. Con
magistral destreza se había sustituido el ensamblaje constituido con las barras
de peso (portamechas) y mecha con una foto de un soberbio pene. El glande
reposaba en el fondo del pozo señalando la profundidad a la que había llegado.
Al ver semejante detalle sexual el
joven corrió presuroso hasta la oficina de su supervisor inmediato e hizo el
comentario. A partir de allí se encendió la alarma y cundió el pánico. La información
fue subiendo de niveles, ramificándose hacia varios departamentos hasta llegar
a los responsables de la edición de tan importante revista: los gerentes de
Asuntos Públicos y de Comunicación, el Director, la Coordinación de redacción y
Corresponsables en las diferentes áreas. Magistralmente el director de la
publicación argumentó en su defensa, para paliar un poco el error, que se podía
esgrimir ante los incisivos medios de comunicación que en la revista se
especifica que los autores de los artículos no reflejan, necesariamente, la
política informativa de la empresa.
Toda la responsabilidad del hecho
apuntaba hacia la localidad de Tía Juana, donde se había generado la información.
Los ingenieros responsables de la generación del artículo fueron llamados ante su
gerente para revisar lo que había sucedido. Se determinó que esa información había
estado circulando desde hacía un mes por todos los departamentos. Una copia de
la presentación se había enviado a todos los niveles pertinentes de la Corporación
y nadie había notado el desliz. El gerente sin mediar su sarcasmo comentó que
ese era un claro ejemplo de la falta de comunicación entre los departamentos.
El comentario en general era que se
veía venir una sacudida de mata con botados y transferidos a los Gulag en tierras
lejanas y frías de la Siberia local. El hecho perpetrado se estuvo investigando
con personal de confianza de la gerencia y la organización
de PCP (protección y control de pérdidas, una especie de KGB o CSI interna). Al
final fue catalogado como saboteo en un acto de espionaje empresarial.
Después de haber encontrado un ápice
de calma, uno de los participantes del gran cenáculo de la larga mesa nervioso
levantó la mano y pidió la palabra. Comentó que él estaba, esa semana, encargándose
de la Gerencia de Operaciones de Oriente ya que el gerente estaba asistiendo al
evento del Colaper (Congreso Latinoamericano del petróleo) en Brasil, acompañando
a otros tres ingenieros. Al revisar la información del folleto de la
presentación encontró que una de las presentaciones era precisamente sobre la
performance de la extraordinaria mecha policristalina, y presentía que se había
elaborado con los mismos ingredientes con el que se había preparado el artículo
de la deshonrada revista. El Gerente General desesperado preguntó sobre la
fecha de la presentación y la respuesta que recibió fue: que había sido precisamente
ese día en la mañana. El canoso y experimentado hombre, pasándose la mano sobre
el engominado pelo expelió desinflándose: ¡ya todo está perdido!
En otras latitudes más al sur, el
falo policristalino hizo su entrada en la sala de exposición. La lámina
insinuadora logró llevar a todos los expectantes por un largo y profundo viaje imaginario
atravesando todas las vaginas geológicamente estratificadas, con largo y ancho disimiles,
donde se acumulaba el negro elixir de la vida. Todo estaba enmarcado en la
exuberante formación que se exhibía, mostrando su sinuosa arena compacta de cálidos
colores intercalados provenientes del mioceno reciente de copa Cabana.
No hubo asombro ni deshonra para el espectáculo,
simplemente se comentó que en la presentación se había utilizado un provocador gancho
publicitario muy creativo para captar la atención de los potenciales clientes
en el negocio, el cual actuó como un disparador emocional de divulgación para
atraer compradores. Otros más prácticos dijeron que todo había sido un ardid
del presentador para sacar de la modorra de trasnocho que había en la mayoría de
los presentes. En fin, a partir de ese momento, la barrena Penecristalina se dió
a conocer internacionalmente y se extendió su uso por el mundo entero, gracias
a su agresiva performance, además ese sería el apelativo con el que se conocería
más tarde la mecha EM 5701
Lo cumbre de todo esto fue que
durante tanto tiempo los cuerpos de seguridad no lograron descubrir a los
implicados en el boicoteo empresarial. Dos décadas después, producto de la
hecatombe roja fueron despedidos de PDVSA dieciocho mil empleados. Muchos de
esos expulsados migraron a trabajar en la Isla del Carmen (México). Ese
grandioso terruño acogió a muchos de esos profesionales de exuberante
experiencia. Fue allí precisamente en un bar de esa pequeña isla donde se disipó
el gran misterio.
Un taciturno ingeniero después
de tres tequilas reposados y dos cervezas corona contó al grupo de colegas que
lo acompañaban que su hijo se había reunido con dos amigos más del bachillerato
a estudiar en su casa. En un descuido los muchachos entraron a la biblioteca y
vieron una oportunidad irresistible para hacer algo grandioso y sin precedentes.
Ante las láminas expuestas en la pantalla de la computadora del padre no
perdonaron el momento para perpetrar la inocente broma, la que luego repercutió
en que a él y otros más le costara la transferencia hacia otras organizaciones
sin protesto.
03-04-2022
Corrector de Estilo:
Elizabeth Sánchez.
Se cuenta y no se cree 😆
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