domingo, 28 de febrero de 2021

SOY COCHERO

 

Por Humberto Frontado



I

Yo nací en la isla de Coche

muy orgulloso me siento

lo digo a los cuatro vientos

de humildad hago derroche

vi luz una clara noche

cuando mamá me parió

ese día el sol brilló

con mayor intensidad

y gran bienvenida me dió


II

Mi madre estaba feliz

de ver su negro bembón

ojo é sapo barrigón

con un sosneque é nariz

fui tintura hecho niño

para aquella blanca familia

 tan catira y de faz limpia

entre papa y mis hermanos

Zoreca y Yingo harinados

A quienes quiero con cariño

 

III

Papa y mama nos han dado

inmenso pillote de amor

custodiando nuestra unión

con cariño desbordado

los dos siempre han trabajado

tanto de noche como de día

para darnos la comida

así como educación

por eso en esta ocasión

de bendición los hemos colmados

 

IV

A mí no concha é mangle

papa me decía a mi

en Guanoco te conocí

si pretendes engañarme

si tú quieres enseñarme

tienes que aprender pendejo

que el diablo sabe por viejo

no por mañoso o por diablo

por eso, cuando con papa hablo

me gusta oír sus consejos

 

Venezuela, Cabimas, 1995

DECONSTRUCCIÓN DE UN MARACUCHO

 Por Humberto Frontado



            El año pasado salió sorpresivamente a la luz pública un pequeño escrito del filósofo francés Jacques Derrida, el cual abarca la extraña investigación que éste hizo sobre las características histriónicas de un sinigual personaje en Latinoamérica. Este documento forma parte de un conjunto de borradores, ensayos y escritos que se hallaron recientemente y constituyen un nuevo aporte al pensamiento del filósofo; ya que amplían y remozan algunas reflexiones aparecidas en un sin número de libros escritos con anterioridad. Un grupo de expertos biógrafos, especialistas en la obra del gran pensador del siglo XX, determinaron que los documentos fueron escritos en el periodo cercano a su muerte.

            El conjunto de manuscritos fue encontrado, después de diez años de la desaparición del destacado filósofo, como si hubiesen sido abandonados de improviso sin ningún orden ni secuencia, en una de las gavetas de un viejo escritorio de madera de cedro de muy bonita talla. Fue localizado en una pequeña, pero acogedora casa ubicada en la isla de Martinica, de las Antillas menores en el Caribe, perteneciente a Francia. Se determinó que esa era una de las casas de retiro que usaba el francés para escapar del intenso frio de su país, allí descansaba y se dedicaba a la escritura continua.

          Después de seis años los textos de los manuscritos fueron revisados por connotados expertos en ortografía, gramática, sintaxis, ortotipografía, estilo, el formato de texto y la precisión de los hechos antes de pasar a la etapa de composición tipográfica, todo con el fin de evitar el riesgo de sesgo. De hecho, se encontraron con problemas en la traducción de muchos términos y expresiones como el título “yo soy la pepa del queso” hallado en una de las páginas. La casa editorial favorecida llegó a un convenio en publicar dos libros, uno de mayor volumen dedicado al pensamiento filosófico del autor y el otro más pequeño contentivo del extraño caso de la fragmentación personal.

          Se tejió toda una trama de misterio sobre lo que pudo haber influido en el connotado filosofo para dedicarle tiempo y atención a esa particular disertación. Los expertos que trabajaron en los borradores dedicados a la investigación encontraron información sobre una inusitada relación personal entre el filósofo y un inmigrante venezolano llamado Maiquel Elpidio Portillo, apodado “el maracucho”. Determinaron que el zuliano había migrado hacia Martinica y tenía cuatro años viviendo en la isla, había aprendido francés e inglés y trabajaba de mesonero en uno de los hoteles cercanos a la morada de Derrida.

          Se dice que durante su permanencia se entabló una muy buena relación entre ambas personas, al punto de llevar a cabo un viaje juntos en secreto a Maracaibo; con el propósito de establecer y tener más soporte conceptual al estudio de deconstrucción que estaba realizando. Fue una estadía anónima que había sido programada para una semana, convirtiéndose luego en casi un mes, debido a lo complejo y abstracto que resultó el particular estudio. Es posible que ese viaje connotaba el sosiego que buscaba Derrida para apartarse de la consternación que le producía su problema de salud.

          Derrida decide valerse de su conocimiento y metodología que ya había usado años atrás para desentrañar profundamente el pensamiento de filósofos que se creyeron eternos en sus verdades expuestas; tales como Martin Heidegger, Marx, Kierkegaard, Rousseau y otros tantos para aplicarlo en este caso particular. Aunque para estos pensadores usó su técnica desde el punto de vista “Gramatológico”, o sea analizando al individuo a través de la evaluación de su escritura. El filósofo francés destaca que su Deconstrucción es sólo una estrategia, una práctica de lectura, es un archipiélago de actitudes ante el texto. La relaciona con disciplinas como la lingüística y la antropología. La deconstrucción no debe ser considerada como una teoría de crítica literaria, ni mucho menos como una filosofía.

             Jacques se planteó que de la misma forma como podía descubrir diferentes significados en la redacción de un texto, podía también descomponer la estructura del lenguaje del hablante y descifrar la esencia de su pensamiento. Sólo habría que desmenuzar y analizar los conceptos que en él están anclados o que lo componen, ya que estos son los que alimentan su forma de pensar. Hacer una revisión profunda de sus afirmaciones y verdades. Abarcar una extensa evaluación al lenguaje utilizado y todas sus implicaciones conexas, de tal manera que para llegar al objetivo previsto tendría que empezar revisando los procesos que se conjugaron para que esta persona piense como piensa y hable como habla. Poner bajo análisis todas las ideas, valores, hábitos, costumbres, alimentación.

          Encontrar los mecanismos que han sido puestos en marcha para que el maracucho sea lo que es, constituye el primer paso para identificar la raíz que alimenta su realidad. Descomponer la forma del lenguaje fue todo un reto, ya que es una maraña inventada sin sentido lingüístico; que ha cimentado una particular forma peculiar de hablar de este sujeto. La identidad y el regionalismo conforman una esencia plena en su expresión, todo significado esta tácito en la expresión corporal y las entonaciones en el habla.

          La deconstrucción es paradójica, en cierto sentido, cuando hay implícita una carga emocional que se impone en la expresión. Sólo los maracuchos embebidos en la misma salsa lingüística serían capaces de entenderse los unos a los otros. En la búsqueda de respuesta de este extraño fenómeno se logra ver en el fondo filológico ciertas contradicciones que combaten entre sí; originando un conflicto sin sentido, que al emerger a veces se desvanece. Esa es la explicación por la cual el insigne filosofo se dignó visitar a Maracaibo y vivir en carne propia lo que le exponía a diario el maracucho, lo creía fantasioso y todo lo que le había contado lo consideraba algo irreal y exagerado.         

             Lo primero que encuentra Derrida, es que a diferencia de los dialectos del centro o la región Andina del país que son tuteantes, el maracucho es típicamente voseante. Es de uso prestigioso y está presente en el habla culta, esto se reduce hacia las zonas rurales. Conserva para esta conjugación la forma de la segunda persona del plural familiar (vosotros). Es posible que ésto permanezca así porque el Zulia se mantuvo fiel por muchos años a la corona española, durante la guerra de independencia de Venezuela; además la región oeste del lago estuvo aislada mucho tiempo del resto de país. En medio del calor inclemente, el francés descubrió también que en Maracaibo se bebe la mejor y más fría cerveza de la bolita del mundo, mantenerla casi al punto de congelación es algo sin precedente, después se enteró que eso significaba “habillé en mariée” (vestida de novia).

            Impresionado descubrió los secretos del habla de un maracucho: no dicen “Hola”, dicen “qué fue mi’jo, cómo tais” y que además todos a su alrededor son sus primos. Que para él algo grande más bien es ¡mollejúo!, y si es impresionante entonces es más que ¡vergatario! Una mujer con el cabello teñido él la ve con unas greñas negras pinturrea´s. Algo curioso en un maracucho es que no tiene mala fortuna, sino que ¡Está más sala’o que las pantaletas de la Sirenita!; tampoco es vanidoso,  él lo que es ¡echón! y ¡aguajero! y en vez de despedirse ¡se va pa’ la verga!

           Entre las connotaciones más destacadas que encontró el filósofo francés, investigando a las personas en el centro de Maracaibo, fueron las siguientes: Los maracuchos beben en el mismo vaso la alegría y la amargura, son algo así como el pueblo elegido por ellos mismos; hacen música de su lamentos y se ríen de la música; toman en serio los cuentos y hacen cuentos de lo serio; no necesitan viajar, ¡porque lo han visto todo! y no creen en nadie porque creen en todo; no necesitan aprender nada porque, ¡todo lo saben!, ofrecen soluciones antes de saber el problema, para ellos nunca hay problema. No se les ocurra discutir con un maracucho jamás, porque ellos nacen con sabiduría.

            Concentró en un párrafo varias reflexiones referidas al profundo análisis conductual: Los maracuchos se caracterizan individualmente por su simpatía, inteligencia y en grupos, por su gritería y apasionamiento.  Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan bien entre sí; de ahí que reunir a los maracuchos sea fácil, pero unirlos es casi imposible. No se les debe hablar de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura, y los maracuchos son hiperbólicos y exagerados; por ejemplo, si lo invitas a un restaurante a comer, no lo estas invitando al mejor restaurante de la ciudad, sino al mejor del mundo. Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo contigo, sino: ¡Estáis completamente equivocado!  o te dicen ¡chico vos lo que estáis es Loco! Ellos no entienden por qué los demás no les entienden cuando sus ideas son tan sencillas y no acaban de entender por qué la gente no quiere aprender a hablar como ellos. El maracucho ama tanto la contradicción que le dicen ¡te estáis pudriendo! a las mujeres hermosas y ¡bárbaros! a los eruditos. Tienen tendencias antropófagas; así entonces: ¡Se la comió! es una expresión de admiración, y ¡Comerse un cable! es señal de una situación crítica.

             Comprobó que el maracucho es un ser de alma noble y lleva en sus venas las ganas y maneras para hacer reír a los demás. Para echar el chiste enfatizan su acento y los sonidos nasales del ¡qué molleja! y el ¡vergación! Por eso mismo tienen la maestría de ganarse el odio más obstinado o el amor más profundo en un momento. Esos sentimientos moran en los altos decibeles que usa en su hablar y el diccionario grosero del que hacen uso para expresarse. Por otro lado, su balanceada dieta contempla permanentemente pastelitos con todo tipo de rellenos, tumba ranchos, patacones, pan con queso, arepitas con pernil y tequeños remojados en salsa tártara; éstos son algunos de los manjares apetecidos por todos los maracuchos. En su hablar no se cansan del uso continuo de la palabra “verga”. No es un verbo, pero tiene todo tipo de declinaciones y usos:  verga, vergatario, verguero, vergación, vergation (en inglés), es una palabra que sirve para todo. Son dueños de La gaita que nació como un género musical de protesta, pero en la actualidad interpreta temas de amor, religiosos, jocosos y de toda verg…

         Derrida cerró el manuscrito con la siguiente expresión:

¡Ahhh! …los maracuchos… no puedes vivir mucho con ellos, pero es imposible vivir sin ellos…en verdad ¡ils sont la graine de fromage! (son la pepa´el queso)

 

Venezuela, Cabimas, 21-02-21

 

domingo, 21 de febrero de 2021

LA SUBLIME EMOCIÓN

 INTROITOS MENTALES (II)

Por Humberto Frontado



          Hablemos de una verdadera emoción, desprejuiciada, nacida de la simpleza que hay en ti. Desprendida de tanta polvareda sideral. Echemos de su lado:

          -         Los cánones y designios religiosos que establecieron como virtud el controlar las pasiones y los deseos.

            -         Las imposiciones culturales que han contemplado las emociones como algo peligroso, incontrolado y fuera de razón.

           -         Los compromisos éticos y morales impuestos imperativamente por una recalcitrante y absurda sociedad.

          Según el diccionario:

Sublime (Del lat. sublimis, muy alto.)

1. adj. Que tiene una gran belleza o calidad; obra sublime; música sublime; excelente, extraordinario.

2. Que es noble u honrado; emoción sublime; acto sublime.

3. Que realiza obras de gran calidad; músico sublime, pintor sublime; eminente.

Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L.

            Una emoción plena es la que permite memorizar un evento, en el que se recordará luego lo significativo y olvidará lo superfluo; cada vez que se recuerde ese acontecimiento lo viviremos de nuevo. Esta definición simple, de lo que es una emoción, no está tan remota de las tantas que han expuesto viejos filósofos y pensadores en la historia.  Son tantas las cosas banales que nos atribulan que no tenemos tiempo de prestarle atención a las que sazonan nuestros mejores momentos de contemplación.

           No cabe dudas que nuestra sociedad nos ha llevado a perder el verdadero valor de las emociones. Nos hizo cambiar su profundo significado por unas simples satisfacciones o antojos. Las diferentes sensaciones de contento o disgusto descansan, no tanto sobre la condición de las cosas externas que las suscitan, como sobre la sensibilidad peculiar a cada hombre para ser grata e ingratamente impresionado por ellas.

            De ahí proviene que algunos sientan placer con lo que a otros produce asco; de ahí la enamorada pasión, que es a menudo para los demás un enigma, y la viva repugnancia sentida por éste hacia lo que para aquél deja por completo indiferente.  Una emoción sublime domina el sentido de vida de los triunfadores, algo les dice al oído que se merecen todo el éxito del mundo, pues su talento y voluntad personal lo requirieren.

             Pseudo-Longino, filósofo autor del pequeño tratado “Sobre lo sublime”, profesor de retórica o crítico literario de cierta tendencia neoplatónica (pudo haber vivido entre el siglo I y el siglo III), sostenía que había “en el hombre una disposición natural hacia lo grande”. Interpretado como una emoción, “lo sublime es la capacidad de elegir siempre los elementos más importantes y reunirlos en un sólo cuerpo”.

            De aquí se desprenden los elementos que determinan lo sublime, que parten de la potencia expresiva como fundamento; luego, la capacidad de concebir grandes pensamientos y la emoción apasionada y entusiasta corresponden a cualidades innatas en el poeta, mientras que las figuras y la expresión distinguida se pueden adquirir por medio del arte.

           Lo sublime busca en la lectura que el lector (u oyente) disponga su alma a la grandeza después de leído el pasaje y que deje a su pensamiento meditando en algo más allá de lo dicho. Porque sentirnos paralíticos o impedidos de expresar que hemos contemplado y sentido lo sublime con aquello que nos complace a todos y en todos los tiempos, puede ser coincidencia común en personas distintas.

          Es posible que la naturaleza ante su imponente majestuosidad e infinita belleza sólo nos permite describirla a medias, usando nuestro limitado lenguaje todavía humano, muy distante de lo divino. Para nosotros llegar a alcanzar dimensiones sublimes de expresión hemos de cohibirnos de ataduras prejuiciosas y alcanzar sentimientos comunes en la pureza de la naturaleza, quizás así logremos una condición artística más objetiva en la concepción de la belleza.

 

Venezuela, Cabimas, 05-02-2021

domingo, 14 de febrero de 2021

REFRANZUELA

 Por Humberto Frontado



             -         ¡Bendición! – saluda el niño a su madre pidiendo consagración.

           -         ¡Dios te bendiga mijo! – contestó la madre desde la cocina.

           -         ¿y papá, se fue temprano? – preguntó el joven extrañado.

           -         Sí, allí salió el pobre nuevamente a hacer la cola en el banco.

           -         ¿Y qué tanto hace papá en el banco?

           -         Mijo… no es para menos… él está preocupado porque nadie sabe lo que va a pasar con sus prestaciones.  Va allí a ver qué le dicen sobre el dinero que le tienen retenido desde que intervinieron el banco. Ayer salió una foto en la primera página del periódico titulada: “¿Dónde están mis reales? En ella aparecen los clientes mostrando sus libretas ante la cámara.

          Esa curiosa conversación se llevó a cabo hace treinta y ochos años en un rico y productivo país de Latinoamérica, donde estaba por darse un sorprendente fenómeno que lo marcaría para siempre.  El país era poderoso económicamente, ya que se situaba entre los mayores productores de petróleo a nivel mundial.

         Ese liderazgo lo mantuvo durante muchos años y era la envidia de sus vecinos latinos. Lamentablemente comenzó a salir a flote un cúmulo de deficiencias, debido a los malos manejos de sus riquezas por parte de sus gobernantes; según los expertos, venía arrastrándose desde mucho tiempo atrás. Aquella bonanza de la que presumían sus habitantes se fue al traste; se acabó el privilegio de viajar a cualquier país con el soporte de la moneda nacional y cambiarlo por la divisa local; se podía ir de Shopping” un fin de semana, era la época del “tá barato dame dos”.

           La debacle sobrevino justamente durante el período presidencial (marzo 1979 - febrero 1984) ejercido por un carismático señor gordo, de espíritu llanero y querendón que le gustaba hablar haciendo alarde de sus ocurrentes dichos y refranes. Desde el mismo día de su juramentación sorprendió a propios y extraños con su sincero discurso, donde declaró abiertamente haber recibido “un país hipotecado”

           El día viernes 18 de febrero del año 1983, durante su cuarto año de gestión, este rechoncho personaje agobiado por los problemas hizo aparición ante su tranquila y apaciguada audiencia del aquel tan maravilloso país. Frente a las cámaras de la televisora nacional, con un rostro sudoroso por el nerviosismo, comenzó a hablar. Brotó de sus labios, adornado por un grueso bigote negro canoso, un certero mascullo.

            -         Pueblo mío “a ponerse las alpargatas porque lo que viene es joropo parejo”.

          Después de esas alarmantes palabras el cielo se fue oscureciendo y la gente comenzó a inquietarse, esperando explicación sobre aquella fatídica expresión. La mayoría de las personas inocentes pensaban que era otra expresión jocosa del presidente, pero los más allegados a las instituciones del gobierno sospechaban algo y se decían entre ellos “nos agarraron con los pantalones abajo”.

            Ese día se llamó “el viernes negro” y fue el momento en el que la sólida moneda del país se precipitó abruptamente al suelo devaluándose ante el dólar gringo, éste evento marcó un hito que cambio la historia de su economía. Desde ese momento la devaluación fue constante acelerando el deterioro del poder adquisitivo del pueblo. Se establecieron una serie de medidas entre las que se destacan la implantación de un régimen cambiario diferencial. El modelo económico, basado en la Industrialización por sustitución de Importaciones y específicamente en la renta petrolera como principal ingreso de la economía, empieza a mostrar signos de agotamiento.

             El presidente continuó hablando emitiendo resoluciones y fórmulas mágicas, dió inicio a lo que consideró la reconquista del país; se extendió con un discurso raro y desesperado donde hilvanaba acompasados refranes y dichos entre sus impetuosas palabras.

               -         “El que no oye consejos no llega a lejos”, las enormes riquezas del país, derivadas de la explotación petrolera, no han sido repartidas justamente y “no hay peor ciego que el que no quiere ver”… Bien nos lo dice el señor invisible con mucho valor humano, que nos ha implorado desde hace tiempo que hay que “sembrar el petróleo” y “tanto a ido el cántaro al agua que al fin se rompió” porque  “Nadie escarmienta en cabeza ajena” … Los anteriores gobiernos han sido conscientes de que no hicieron nada al respecto y sólo se afincaron en “raspar la olla”, “se dió lo que tenía que darse” por eso el que “siembra viento, recoge tempestades”; demostraron que “del dicho al hecho, hay un gran trecho” sólo hicieron “mucho ruido para poquitas nueces”,  nunca  concibieron en sus planes satisfacer las más elementales aspiraciones del pueblo, sólo “mucha pólvora y poca mecha”, incontables se enriquecieron y aprovecharon porque “en río revuelto ganancia de pescadores”…pero “Roma no se hizo en un día” y me ha tocado a mí afrontar el desbocado consumismo, la ostentación de un privilegiado sector de la sociedad… La corrupción y el facilismo ha estado en este país “como Pedro por su casa”… Desde el inicio de la presidencia le dije al director del banco central: ustedes “son más duro que sancocho de pato”, la situación en el país está peliaguda y “hay que matar la culebra por la cabeza”, él me dijo casi riendo “¿Vas a seguir, Abigaíl?”, ve que “Chivo que se devuelve se desnuca”; y seguimos adelante “arrastrando la arruga” y considerando que “Más vale malo conocido, que bueno por conocer” …  “Quién busca, encuentra” y pensé por momentos que nos íbamos a “quedar sin el chivo y sin el mecate” y que a mí como “a cada cochino me estaba llegando mi sábado”, iba a pasar a la historia como un vil irresponsable…también días atrás el ministro de finanzas me dijo que "en guerra avisada no mataba soldado” y que “la cabra siempre tiraba pál monte” refiriéndose a los banqueros y pedía que los considerara; yo le dije “amigo reconciliado, enemigo agazapado” ... “Piensa mal y acertarás” “la caída en cayapa” contra las divisas fue atroz al punto de permitir a los ciudadanos cambiar sólo hasta quinientos dólares, muchos decían “a caballo regalado no le mires los dientes”… La implementación del régimen cambiario también lo advertí catastrófico “no por mucho madrugar íbamos a amanecer más temprano, vi que “La mona, aunque se vistiese de seda, mona se queda”, por más que maquilláramos la situación la gente se estaba dando cuenta… El gran secretario de mi partido me crítico y le dije “tarde piaste, pajarito”. A partir de allí decidí que hay que tener más paciencia porque, “Poco a poco se anda lejos”… Desde el primer momento que tomé el coroto presidencial sabía que “estaba en tres y dos” “como la chiva que pario tres” y me vi “como cucaracha en baile de gallinas”… Los de oposición y del mismo partido “estaban como caimán en boca de caño” criticando mi gestión.  No les paré mucho porque yo sabía que “el diablo sabe más por viejo que por diablo” y que yo aunque “estaba bailando sobre un tusero con mis alpargatas nuevas” saldría adelante… No era momento de “montarme en una cacería de brujas” y “gastar pólvora en zamuro”, “Tenía el juego trancado” y algunos de los ministros que me acompañan “ni lavaban ni prestaban la batea”. Mis compañeros del partido resultaron todos “unos jala mecate” y séquitos del secretario, demostraron ser”de tal palo, tal astilla”, más aún como “hijos de gato, cazando ratón”… Los banqueros huyeron del país con los bolsillos repletos y los que se quedaron “agarraron, aunque fuese fallo. Había un rumor que se escuchaba por todos lados de que se iba a devaluar la moneda y “cuando el río suena, es porque piedras trae”… “A palabras necias, oídos sordos” decían los acreedores del país asegurando que no “estábamos en pico e zamuro” para refinanciar la deuda y yo sé que “antes se coge al mentiroso que al cojo”… En el país, la gente que vislumbraba el control de cambios abarrotaba las casas de cambio comentando “ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón” y realizaban sus transferencias al exterior, “al mal paso darle prisa” decían sin verguenza…El ministro de Hacienda viendo que la fuga de divisas bajaba drásticamente las reservas internacionales intentó “como gato patas arribas” poner al resto de acuerdo,  diciendo “a la tercera va la vencida”; sabemos que  “Rectificar es de sabios”, así que propuso afinar la estrategia para el refinanciamiento de la deuda externa y “lo que se sembró se cosechó”...Les dije que escucháramos los comentarios que hacía el exministro de finanzas “para redondear la arepa” pero “cuando hay santos nuevos, los viejos no hacen milagros” y demostraron como siempre que “escoba nueva barre bien”; sólo los primeros días después exponen su condición “sacando las pesuñas”… Ya llevamos cuatro años de gestión con estos ministros y yo “los conozco pajaritos“, ”el que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito”, “Árbol que nace torcido, nunca su tronco endereza”… Soy consciente que estoy “más enredado que un kilo de estopa” y “más perdido que Adán el día de las madres”, sin rumbo al que seguir, sin saber bien qué decir o hacer porque la cosa está “más difícil que matar un burro a pellizcos”. Pero, he pensado que “no hay mal que por bien no venga” y que trabajando duro veremos que “buey viejo, hace surco derecho” y que más adelante “en el camino se enderezaran las cargas” … “Como vaya viniendo, vamos viendo” sin pensar en planes utópicos porque “Burro que piensa bota la carga” … Hemos llegado al fin de una era de bonanza económica y “se acabaron las vacas gordas”, el pueblo sabe que “a buen entendedor, pocas palabras bastan”, aquella relativa baja inflación en el país “se volvió sal y agua”… Yo sé que “si digo las verdades, voy a perder las amistades” pero “zapatero a sus zapatos” y “cada quien con lo suyo”, ya me han dicho que “a la vejez viruela” porque “más vale maña que fuerza ... La estabilidad económica que habíamos disfrutado en el país será extrañada de aquí en adelante y “con la vara que medí seré medido”… Nos “apretaremos los pantalones” y “echaremos pálante como el sapo, aunque nos puyen los ojos”, “a grandes males, grandes remedios“; ya  “el palo que dimos ni dios nos lo va a quitar”. Me despido ante ustedes diciendo que “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante”.

 

Venezuela, Cabimas, 13-02-2021

domingo, 7 de febrero de 2021

¡DIOS MÍO!

(INTROITUS MENTALES)

Por Humberto Frontado


            ¡Dios mío! Ésta podría ser la exclamación más recurrente expresada por la mayoría de las personas de este mundo, ya sean religiosas o no, usando su equivalente en el idioma que sea. Es la forma más expedita o “express” para invocar ayuda inmediata al supremo arquitecto del universo. Es un concentrado y poderoso término coloquial que se utiliza en demasía para hallarle solución a todos los problemas que nos abruman en este orbe digitalizado, globalizado y ultramoderno.

           No necesita de templos lúgubres, capillas “sin tinas” y obispoides acartonados para ser escuchada. Puede ser lanzada a los cuatro vientos por unos labios quejitrosos de algún mortal en problema, o por otro ser invadido de sublime alegría y de agradecimiento.

            Buscando explicación sobre el origen de la distinguida expresión, encontramos relatos de quienes la ven conectada a la creencia de que el hombre siendo un animal de dogmas devino por lo tanto en un ser naturalmente religioso. Es frecuente que la expresión aparezca en nuestra mente cuando enfrentamos algo que consideramos está más allá de lo normal y no llegamos a entenderlo; es decir, de la misma manera que consideramos a Dios en nuestra vida como algo que está más allá.

            Aunado a lo anterior encontramos otra que se deriva de la explicación que dió el Papa Benedicto XVI sobre la exclamación de Jesús durante su agonía, recogida en los evangelios, “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. El pontífice dijo que ese lamento no fue un grito de desesperación, sino el comienzo de uno de los salmos más profundos del salterio. Por eso lo propuso como un salmo de “oración sincera y conmovedora, de una densidad humana y una riqueza teológica”.

           El salmo presenta la figura de un inocente perseguido y rodeado de enemigos que quieren su muerte. Jesús recurre a Dios con una imploración que, en la certeza de la fe, se abre misteriosamente a la alabanza; pide se escuche y se dé una respuesta, solicita un acercamiento, busca una relación que pueda darle consuelo y salvación. Es una llamada dirigida a Dios que parece lejano, que no responde al llamado y que parece haberlo abandonado.

            A pesar de ello, hay esperanza y no puede creer que su relación con el Señor se haya roto totalmente y afirma que Dios no puede abandonarlo. Ese será el hálito de esperanza que implícito en la expresión nos anima siempre a manifestarla con fe. Por eso continuamente será normal escuchar a alguien levantando la voz, otros casi murmurando y otros silenciosos, diciendo mientras se persignan, ¡Dios mío! En resumen, tomando lo dicho por el Papa, la sobredicha expresión nos coloca, en cada momento que la expresamos, ante la confianza y esperanza de Dios.

             Encontramos también la interpretación basada en el lenguaje y su uso, donde aparecen estereotipos que se han originado en creencias determinadas para luego permanecer como eso: un conjunto de palabras que expresan estados emocionales que no tienen por qué reflejar las creencias de quien las dice. Muchas veces las expresiones han venido heredadas de nuestros ancestros y están instaladas en nuestras mentes hasta que brotan automáticas ante los eventos, como estas otras similares: Madre de Dios, Virgen Santísima, Virgen del Valle, Válgame Dios, Aleluya Dios, etc.

          A continuación, una pequeña lista de complementos cotidianos que se agregan a la expresión:

¡Dios mío! …

           -         …Ayúdame, …ten piedad de mí, …te necesito, …ponme frente a un cerro de billetes, …sácame de esta situación, …dame paz, …¿Por qué a mí?, …quítame ese carajo de enfrente, …quítame esa pava que tengo encima, …consígueme trabajo así sea de limpia platos, etc.

Ahora, sí estamos en Cabimas oiremos otros con más sentimiento.

¡Dios mío! …

           -         …Que no se vaya la luz hoy, …¿cuándo irá a llegar el agua?, ….ojalá hoy pueda echar gasolina, …que el dolor se me vaya pronto y no tenga que ir al hospital o al CDI, …que me alcance la plata para comprar la verdura, …será verdad que nos van a dar lo del petro, …que no sea grave lo que tiene el carro, etc.

            Por otro lado, la expresión ¡Dios mío! baja algunas veces de su altar, y sin cambios en su connotación se transforma en algo más banal y vulgar. Estas equivalencias pueden sonar groseras tales como: ¡vergación!..., ¡carajo!..., ¡coño!..., ¡vaya pá la mierda!..., ¡coño é la madre!..., ¡mierda!..., ¡no joda!..., ¡maldición!..., etc.

           En fin, la santificada expresión para bien o para mal saldrá de nuestras bocas “per secula” como una confesión llena de fe y generadora de esperanza para pedir sutilmente, algunas veces, ¡Dios mío! … ojalá lo parta un rayo a ese desgraciado.

 

Venezuela, Cabimas, 05-02-2021

Resumen de la ultima entrega

MAMA MÍA TODAS

Por Humberto Frontado         M ama mía todas, en secreto compartías nuestra mala crianza y consentimiento; cada uno se creía el m...