INTROITOS MENTALES (II)
Por Humberto Frontado
Hablemos de una verdadera emoción, desprejuiciada, nacida de la simpleza que hay en ti. Desprendida de tanta polvareda sideral. Echemos de su lado:
- Los cánones y designios religiosos que establecieron como virtud el controlar las pasiones y los deseos.
- Las imposiciones culturales que han contemplado las emociones como algo peligroso, incontrolado y fuera de razón.
- Los compromisos éticos y morales impuestos imperativamente por una recalcitrante y absurda sociedad.
Según
el diccionario:
Sublime (Del lat. sublimis, muy alto.)
1. adj. Que tiene una gran belleza o calidad; obra
sublime; música sublime; excelente, extraordinario.
2. Que es noble u honrado; emoción sublime; acto
sublime.
3. Que realiza obras de gran calidad; músico sublime,
pintor sublime; eminente.
Gran Diccionario de la Lengua
Española © 2016 Larousse Editorial, S.L.
Una
emoción plena es la que permite memorizar un evento, en el que se recordará luego
lo significativo y olvidará lo superfluo; cada vez que se recuerde ese
acontecimiento lo viviremos de nuevo. Esta definición simple, de lo que es una
emoción, no está tan remota de las tantas que han expuesto viejos filósofos y
pensadores en la historia. Son tantas
las cosas banales que nos atribulan que no tenemos tiempo de prestarle atención
a las que sazonan nuestros mejores momentos de contemplación.
No
cabe dudas que nuestra sociedad nos ha llevado a perder el verdadero valor de
las emociones. Nos hizo cambiar su profundo significado por unas simples
satisfacciones o antojos. Las diferentes sensaciones de contento o disgusto
descansan, no tanto sobre la condición de las cosas externas que las suscitan,
como sobre la sensibilidad peculiar a cada hombre para ser grata e ingratamente
impresionado por ellas.
De
ahí proviene que algunos sientan placer con lo que a otros produce asco; de ahí
la enamorada pasión, que es a menudo para los demás un enigma, y la viva
repugnancia sentida por éste hacia lo que para aquél deja por completo indiferente.
Una emoción sublime domina el sentido de
vida de los triunfadores, algo les dice al oído que se merecen todo el éxito
del mundo, pues su talento y voluntad personal lo requirieren.
Pseudo-Longino,
filósofo autor del pequeño tratado “Sobre lo sublime”, profesor de retórica o
crítico literario de cierta tendencia neoplatónica (pudo haber vivido entre el
siglo I y el siglo III), sostenía que había “en el hombre una disposición
natural hacia lo grande”. Interpretado como una emoción, “lo sublime es la
capacidad de elegir siempre los elementos más importantes y reunirlos en un sólo
cuerpo”.
De
aquí se desprenden los elementos que determinan lo sublime, que parten de la
potencia expresiva como fundamento; luego, la capacidad de concebir grandes
pensamientos y la emoción apasionada y entusiasta corresponden a cualidades
innatas en el poeta, mientras que las figuras y la expresión distinguida se
pueden adquirir por medio del arte.
Lo
sublime busca en la lectura que el lector (u oyente) disponga su alma a la
grandeza después de leído el pasaje y que deje a su pensamiento meditando en
algo más allá de lo dicho. Porque sentirnos paralíticos o impedidos de expresar
que hemos contemplado y sentido lo sublime con aquello que nos complace a todos
y en todos los tiempos, puede ser coincidencia común en personas distintas.
Es
posible que la naturaleza ante su imponente majestuosidad e infinita belleza sólo
nos permite describirla a medias, usando nuestro limitado lenguaje todavía
humano, muy distante de lo divino. Para nosotros llegar a alcanzar dimensiones
sublimes de expresión hemos de cohibirnos de ataduras prejuiciosas y alcanzar
sentimientos comunes en la pureza de la naturaleza, quizás así logremos una condición
artística más objetiva en la concepción de la belleza.
Venezuela, Cabimas, 05-02-2021
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