Por Humberto Frontado
Detrás
de una centuria de ausencia llegas,
lleno de silencios planos sin esquicios;
entras en calma luz en mi penumbra.
Muestras
tu plenitud
untada de nuevos recuerdos,
que renuevan mi fatigada mente;
mi memoria aún vegetal.
Con
menos por qués,
casi inerte,
flotando entre retazos de esencia,
un espíritu suspendido en el tiempo.
Mermado
en rencores he de mirarte,
sereno,
como si entendiera lo sucedido
en aquel instante aciago.
Vivo
una mínima expresión,
velado de penas y soberbias
arrastrando tu vacío.
Distingo
entre la multitud,
ausente de colorido,
tu simpática sonrisa.
Aún tus
recuerdos viven
en esas opacas cascadas,
macilentas,
azotadas por viejos veranos.
Aún
reflejo tu partida
en mis agrias dudas de la nada,
el abismo apacigua mi respuesta.
Aún
lloro tus cenizas al viento,
la duda infinita que me calcina,
el eco de tu recuerdo… ¡Mijoo!
03-08-2025
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.