Por Humberto Frontado
Siempre escondida,
agazapada para dar el zarpazo
mortífero;
allí estará la odiosa adversidad,
no tiene compasión de nadie,
ni siquiera respeta los impertinentes
estatus.
Aun estando condenado al
libre albedrío,
has de sucumbir al absurdo sufrimiento
y la desdicha;
te harás adicto al padecer.
Desde tu nacimiento,
al más mínimo atisbo de razón
has de quedar atado a mi
pata;
soy dócil pero perspicaz,
soy, dicen, mitológica ave.
No sabes hasta cuándo o cuánto
has de soportar el martirio,
te expondrás a él
a su fuego desintegrador.
Heredada fortaleza aparecerá
de la nada,
sin explicación. Suple sapiensa,
nuevos alcances y
crecimiento
para que enfrentes tu destino.
Bastará que salgas de un
percance
para luego afrontar otro.
Te harás más fuerte,
tendrás más confianza para
lo que venga.
Arroparte con mi candente
plumaje
te despejará de viles traumas;
equivaldrá a una entrañable pastilla,
unas gotas,
un ardoroso ungüento
que te harán calcinar hasta un
nuevo resurgir.
Con el caparazón curtido y
endurecido
por las desgracias enfrentadas
te harás digno representante
de mí, arcaica Ave Fénix;
mal llamada ahora resiliencia.
26-10-24
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.