Por Humberto Frontado
Pienso en ti cuando quiero
refugiarme en el vacío
de la ausencia total,
genuino silencio del juicio.
Tengo miedo de retornar,
después de tu necesario
encuentro
y encontrarme con mucha más
nada.
Azorado trepo asido por las
greñas
del irrespetuoso paroxismo
de mi furor,
cada vez que rondo
la nada perpetua y oscura.
Eres necesidad obligada
cuando te poseo y te hago mía.
Me sumerjo en el
realismo mágico que te
enmantilla.
Tus detractores han de verte
guarecida en un náufrago
bote,
que pende de una brújula sin
norte;
sin orientación de razón
flotando en el agitado mar
del sin sentido.
Revoloteas
una inferencia escueta e
inmediata sobre mí,
desconfías cuando estoy en
ti,
con menoscabo y sin porqués.
Absorto en ti enfrento
imprevistos
que trastornan el curso de mis
secuenciales
pasos hacia la razón.
El afilado borde
de esa regia estaca de abducción
que te atraviesa de lado a
lado
te hace perecer en mí.
Eres la nada
que albergas todas mis
posibilidades,
mi esencia, mi identidad;
he de cubrirte con el manto
de mi voz
hasta insuflarte sentido
y auténtica percepción.
Apenas asomas tu sublime rostro,
te abordan neófitos incrédulos
con absurdas advertencias críticas
sobre tu relativa indeterminación;
tu pensada nada existencial.
12-10-2024
Corrector de estilo: Elizabeth
Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario