Por Humberto Frontado
Intento
decir algo,
agarro todo lo que me circunda,
lo amalgamo a las descarnadas palabras
sin lograr que me entiendan,
no consigo reflejar la verdad real.
Realidad
que estando estática
en mí y en el tiempo,
al momento cambia,
muta,
se camufla hasta desaparecer;
una a una han de desplomarse al vacío
todas las palabras,
me invade el mutis.
Absorto
veo
que entre mi lenguaje y lo que quiero decir
se desata una desesperada lucha
para no dejarse atraer
por el oscuro remolino de lo abstracto.
Arar
en un terreno árido de lógica,
falto de nutrientes lingüísticos,
no ha de darnos ningún fruto conversacional.
Deseo
retratar algo con pocas palabras,
no quiero caer en las profundidades
de ese extenso mar
de incomprensiones verborreas
que absorbe mis sentidas intenciones.
Cada quien
con su cada cual
en sus profundidades,
nunca podremos acertar a describirlas
aun con un supremo andamiaje léxico.
Hablar
en perfecto lenguaje
no te hará portador de esa llave mágica
que abre puertas para una vida ideal,
más realista.
Una
discusión
siempre estará sedienta
de un pequeño sorbo
de alguna nueva palabra,
sea cual sea.
Lo
inefable
ha de ser la muerte en coco
para quien se ha estructurado
en un rígido cuerpo lingüístico
y una severa mente lógica.
Mis
propuestas lógico lingüísticas
esclarecen porque los que las esgrimen
reconocen al final que son absurdas…soy Wittgenstein.
10-11-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.