Por Humberto Frontado
Consumado en una pulcra sustancia,
ordenado con infinitos atributos,
tomaste parte y control
de toda existencia.
Nada existe en ti,
como lo que necesita
absolutamente de nada;
todo lo abarca
tu omnipotencia.
Tienes en sí
la causa de la existencia,
eres necesario;
tu esencia
envuelve tu presencia.
Tus atributos
son expresiones,
manifestaciones
de tu índole;
elemento ante
el entendimiento,
un modo determinado.
Eres causa
de todas las cosas,
sin ser causa libre;
eres causa imperiosa,
todo lo que haces y produces
viene impuesto por la natura.
No obras por fines,
ni siquiera por expresarte
de hacer algo bueno
por nosotros;
o de glorificarte
por tu propia gloria.
Tu casualidad divina
es más una consecuencia
que una actividad
productiva consciente.
De tu atributo
se siguen las distintas cosas;
tu pues, ni actúas libremente,
ni actúas por un fin,
simplemente de tu naturaleza
se siguen las cosas.
Eres ente
que nos diriges y castigas;
estrictamente formas parte de todo
y te manifiestas
a través de ese todo.
No eres esencia
de la escritura y la fe,
sino de la filosofía
y la razón.
24-02-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez