Por Humberto Frontado
No pudiste escapar,
al igual que otros
independentistas,
de la influencia perentoria
del pensamiento
del gran filosofo suizo.
Joven polvorín fuiste un
Emilio,
afín al romanticismo,
conectado a simpatías y
armonías
con la naturaleza;
a un modelo que concibiera
la libertad e igualdad
como supremos objetivos.
Coincidiste en argumentos
para defender a los criollos
que no tenían
una pizca de ciudadanos.
No éramos indios ni europeos:
éramos una minucia
de género humano,
en medio de los propietarios
del país
y los usurpadores.
Tus acciones fueron
una forzada vinculación
emanadas de tu mentor
filosófico,
promulgaban la misión
de educar al país en lo
básico
sobre valores y cultura.
Albergaste permanentemente
referencias al valor
de la universalidad de la
educación
para erradicar la
desigualdad
entre los hombres.
Hay una nítida evidencia
de la influencia del
ginebrino
en el criollo emancipador
que insistía en que las
metas de la vida son,
a la par, la libertad y la
gloria.
Con tu impetuosa pasión
decías:
“mi aspiración mayor
es la de llevar el nombre
de amante de la libertad”.
“la libertad es el poder
que tiene cada hombre
de hacer todo cuanto no esté
prohibido por la ley” (Simón
Bolívar).
28-07-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.