Por Humberto Frontado
Surge
un mañana en tinta distópica.
Son inacabadas páginas
cubiertas de un control hipnótico,
atrapadas en un sueño colectivo;
en un cínico dogma.
El
Mesías de hojalata
alza su diestra,
cubierto de símbolos vacíos
de una fe manufacturada.
Es adoración forzada en la plaza desierta.
Advierten:
"El amor es tiempo perdido",
mientras relojes insaciables de tiempo
devoran sollozos.
Solo queda resistir y apaciguar los latidos.
Futuro
estático,
guerra mental
sobre un tablero de inocencias.
Jaque perpetuo,
naciones en dolor mayor.
Viejas
estratagemas,
fríos enroques,
guerras arcaicas con rostros nuevos;
la paz es un mito en labios rojos.
El
Gran Hermano todo lo ve,
habitamos libertades “encomilladas”;
réquiem de papel,
su sonrisa es ley,
su mirada es red.
El
hombre exhausto
olvida su nombre,
la armonía yace paralizada en su sombra;
solo el miedo respira en su rutina.
Ciudades
brillan su espuria luz,
muestran frías pantallas
enmarcadas en doradas mentiras.
El alma se apaga
marchita y frívola.
Final
incierto, horizonte gris,
ceniza de ideales,
silencio cómplice…
¿quién alzará el puño?
¿quién romperá el fin?
Que
esta pesadilla
despierte en rebeldía,
que el último verso
encienda esperanza.
Mientras haya voz,
habrá poesía... habrá vida.
30-03-2025
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.