Por Humberto Frontado
Deseo
bordeando una ausencia idealizada,
con ciertas trazas de cordura en su significado.
Deseo
esmaltado
en un matiz de anhelo intenso,
color amarillo tiza.
Deseo
demasiado idealizado,
difícil de alcanzar;
casi fantasía,
casi imposible.
Deseo
que connote añoranza
por lo que un día se perdió
y ahora evocamos.
Deseo
con implícita aspiración social,
fundamental en nuestra escueta existencia.
Deseo
con aceptables y tenues imperfecciones,
que den realismo mágico a lo sentido.
Deseo
cubierto en una sábana
de fino tafetán blanco,
casi transparente,
que nos deje ver hacia adelante.
Deseo
lleno de fortaleza,
con pliegues arrugados
y algunas rasgaduras,
que den paso a algo previsto.
Deseo
que no visione
sangre derramada,
ni llanto solitario
investido de ternura.
Deseo
de zarpar
de esta amarga melancolía,
enrumbar a una libertad
que deje de ser nuestro “desiderátum”.
30-11-2025
Correctora de estilo:
Elizabeth Sánchez.

Este poema no es una celebración del anhelo, sino una reflexión crítica sobre él. Nos muestra cómo el deseo puede ser a la vez una fuerza motriz de aspiración social y una prisión a la melancolía. Reconoce que la verdadera libertad no está en obtener todo lo que se desea, sino en llegar a un estado donde la necesidad constante de desear se disuelva.
ResponderEliminarEstimado Humberto, muy acertados los primeros ocho deseos, mismos que forman parte de todos los com nacionales que aspiramos recuperar nuestra Patria.
ResponderEliminarY todos nosotros, los Venezolanos de bien, tenemos intensas ganas de zarpar y enrumbar a Venezuela en la ruta de los principios, moralidad y amor a la Patria.
Dios nos de fuerza y voluntad para hacer realidad ese DESIDERÁTUM.