Por Humberto Frontado
Con mi rústica apariencia
en el tiempo he perdurado,
me hicieron de buen cemento
con cuerpo cuadriculado.
Bien tranquila estaba yo
sirviendo a la mano de mi ama,
conmigo lavaba su ropa,
la del marido, niño y chama.
Tantos años con mi dueña,
en yunta a ella me ceñía,
lavábamos toda la ropa
desde temprano hasta el mediodía.
Con sus delicadas manos
pero con fuerza iracunda
arrastraba sobre mi lomo
un cerro de vestidura inmunda.
Sacamos el más curtido sucio
restregando con agua y jabón,
luego enjuagando con ahínco
exprimíamos con emoción.
Removí mugre con tu abuela,
tu madre y tu bella tía
ahora me desprecias
por algo moderno y al día.
Apareció cual saeta
alardeando más que una cotorra,
con su redondeado cuerpo
y un copete con su gorra.
Es de ancha cadera
y la llaman Chaca Chaca,
tongonea de lado a lado
con su prosaica maraca.
Llegó impropia a enjuagar
sin tener idea de cómo se hace,
me quitó a mi patrona
la legía y también el Ace.
Con tu sacudir de caderas
me opacaste, malaya eres;
ahora me han convertido
en ramplona mesa de enseres.
Pavoneándote cual licuadora
lavas ropa, sabanas y hasta edredones,
la limpieza profunda y pulcritud
es lo que enaltece tus dones.
En un impúdico twist
apareciste danzando un día,
haciendo alardes de progreso
y de avance en tecnología.
Te vanaglorias de exprimir
en un santiamén la ropa,
pero en un descuido a veces
la haces añicos cual mopa.
Vecina a mi movías cadencias,
que yo en mi silencio envidiaba,
porque disfrutabas sin esfuerzo
y la felicidad te embargaba.
Curiosa la cándida niña
una vez la vi a ti llegar
quería ver como exprimías
y tu misterio descifrar.
Un agúdo grito escuché
cuando su manita estrujaste
con esos funestos rodillos
que ungido en dolor la dejaste
Que equivocada estaba
pensando que perduraría,
no me imaginé lo cerca
del momento en que me iría.
En la casa de los ricos
obsoleta fui sustituida,
con el pobre me queda el consueloque estará lejos mi huida.
12-02-2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario