Por Humberto Frontado
De tus cordillerosos
vastos cuellos
penden en eterna presencia
anchas corbatas blancas.
Sus rígidos ápices
apuntalan el apacible cielo,
que tímido y azulado
se desmorona
ante la nobleza
de tu inmenso dominio.
Custodiada
por mares
y laberínticos estuarios
que se menean
en escabrosos pasadizos,
donde se zambullen sigilosos
magnos y longevos monstruos marinos
que continúan atormentando
la mente de quien
pretenda engullirte.
El magnánimo cóndor
con sus bríos extendidos
transita sereno
su amplia mirada,
custodiando la pureza
de tu blanco esplendor.
Sosegado faro
custodia tu esperanza,
esa dicha de eterna luz,
que inspira;
que nos dice donde hay paz
es posible asirse a la vida.
En la
salitrosa
pared de tu memoria
aparecen rayas horizontales
que el tiempo verticalizó
en una sutil consumación;
cimentar una apacible morada
de Ushuaio nombre.
Tu honda mirada antañona
se coló entre duras y frías rejas
para dar sentido
a una culpa, a una pena.
Tierra anegada
de manifiesta paz,
de triangulada apariencia;
fin y comienzo
de un infinito sosiego…salve.
28-10-2023
Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario