Por Humberto Frontado
No hay
forma de llamarlos,
son perversos chiquillos
que no hacen caso;
no respetan lo ajeno.
Todo
lo consumen,
nunca sacian
su única hambre.
La
hueste marabúndica
viene arrasando todo a su vuelo
sin discreción.
No es
de loar sus hazañas.
Tiene que haber algún respeto,
algún decoro.
El grosero
apetito les merma
la sensibilidad en el alma,
si es que la tienen.
Plumífero
impertinente
ve a otros parajes,
mi arboleda también necesita respiro.
Huye
pronto de la muerte
que también tiene
su única hambre.
Cada
tarde en punto
sin compasión
blanden su hambre,
buscando saciar su gula.
Se
busca espantapájaros
con experiencia y eficiencia comprobada.
No importa su apariencia.
26-10-2025
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.

Es un poema sobre pájaros y también sobre los demonios que acechan cualquier comunidad y la frágil, y a menudo inútil, defensa que se erige contra ellos.
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