Por: Humberto Frontado
· Todos los Camaleones como en una
necesidad imperiosa se postran al eterno sol, para mostrarles sus cualidades, y
atraer al incauto miedoso que está falto de fe y creencia. En este caso el sol
no es símbolo de iluminación sino más bien de encandilamiento o de obnubilación,
no es proclive al conocimiento y al saber.
· Los Camaleones como las grandes
organizaciones empresariales que se niegan a perecer tienen que adaptarse al
cambio global. Toman en cuenta los cambios que a diario se suscitan en la
sociedad, para seguir subsistiendo, así tengan que camuflarse en el conjunto de
realidades o verdades que las atosiga.
· Con muy disimulado movimiento cada
Camaleón van tratando de alcanzar una posición sublime de superioridad, así sea
cediendo ciertos campos que antes eran innegociables, así los haga ver en
cierto modo disminuidos en el contexto divino.
· Cada Camaleón muestra su esplendor y magnanimidad
con el poder que le otorga el color de sus tesoros y sus riquezas, heredadas de
las imposiciones que a través de los martirios divinos han logrado despojar y
acumular históricamente.
· Bajo el manto del inmaculado sol
parecen todos iguales y sumisos a un Dios común. Son frágiles cuando no los
cobija las grandes cúpulas catedralescas, quedan expuestos y a merced de las
punzantes verdades y las agobiantes realidades de nuestra sociedad.
· Cada Camaleón circunscribe su esplendor y
grandeza alimentándose del ser desvalido que se entrega cuando se ve protegido
celestialmente y obtiene garantía de una muerte placentera y recompensada. Ave
Cesar. Amen.
Venezuela, Cabimas, 16-03-19
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