domingo, 26 de junio de 2022

ABEJAS CABIMERAS

Por Humberto Frontado



           En horas de la mañana llegó a toda prisa al hospital General Adolfo D´empaire uno de los reporteros de la corresponsalía de Cabimas, del diario Panorama de Maracaibo. El periodista se dirigió a la sala de información y preguntó impaciente por la ubicación del hombre que había sido recluido por el ataque de unas abejas africanas. Aquel buscador de noticias se dirigió al cuarto donde le habían indicado estaba el pobre hombre. Después de saludar a los presentes en la habitación, se presentó enseñando una credencial que tenía prendida del cuello. Comenzó diciendo que venía de la estación de bomberos donde le habían dado información lo sucedido. Acercándose al lastimado le pregunta.

        -         Señor sería tan amable permitirme hacerle una entrevista sobre lo sucedido con su horroroso caso - el adolorido hombre asintió con la cabeza - Esta es una noticia muy importante que debe conocer la gente de Cabimas y el Zulia ya que este tipo de abejas son muy peligrosas y hay que poner la población en alerta… para comenzar dígame su nombre, lugar de nacimiento y dónde trabaja.

         -         Me llamo Antonio Frontado – comenzó a hablar el viejo con cierta dificultad - nací en la Isla de Coche y me vine a Cabimas un veintisiete de febrero del mil novecientos cincuenta y le trabajé a Creole hasta que me jubilaron, el cuatro de marzo de mil novecientos setenta y siete.

             -         ¿Cuántos años tiene señor Antonio?

             -         Tengo sesenta y seis cumplidos.

         -         Cuénteme con todo detalle ¡como fue que se enfrentó a las abejas asesinas?

           -         Bueno mijo… yo tengo la costumbre de ir todos los domingos, después de asistir a la iglesia, a visitar mi hermano en el cementerio que tiene dos años que falleció… Tomé un carrito de H-Cabillas y fui al camposanto… al llegar me fui directo a la tumba de Castor…. después de limpiar un poco el monte que crece alrededor… me puse a rezar y mientras lo hacía escuché un ruido extraño cerca de mí… detuve el rezo y caminé hacia donde pensé venía aquel ruido…me sorprendí cuando ví en una tumba vecina, que se encontraba abandonada y descubierta, un enorme enjambre concentrado en el interior de la fosa… no tuve tiempo de reaccionar… como flecha se abalanzaron hacia mí, tal como una lluvia de dardos venenosos… me tapé la cara y traté de correr hacia la salida pero aquella nube negra me arropó encegueciéndome… perdí la orientación y caminé trastabillando entre las tumbas hasta que una de ellas cedió a mi peso y caí dentro de ella… allí encima de una urna ajena y sin poder moverme me acribillaron… se metían por los oídos haciendo un zumbido diabólico , cada vez que trataba de gritar se metían en mi boca buscando asfixiarme… no podía abrir los ojos… grité con todas mis fuerzas, escupiendo algunas como podía y escuché a lo lejos una voz femenina que gritaba pidiendo ayuda… ya sin fuerzas sentía en todo mi cuerpo un dolor abrasivo, brusco y agudo que cercenaba mi alma y me hacia desfallecer….. parecía que cada vez aparecían más y atacaban con más fuerza… Pedí a la Virgen del Valle que me ayudara y espantara con su manto aquella nube maligna que me asesinaba… levanté los brazos implorando piedad a Dios… hasta que dije “si ésto es un castigo, entonces que me maten” y me quité la camisa rompiendo los botones para que terminaran conmigo… me desmayé… Dicen que al rato llegaron los bomberos, pero no pudieron hacer nada. Decidieron esperar hasta que se fueran las abejas… Me sacaron de la tumba y me trasladaron hasta aquí… tengo ya tres días y todavía me siguen       sacando aguijones de la cabeza.

           -         Me contó su esposa que le han extraído más de trescientos.

           -         Así es… en la boca encontraron muchas abejas muertas, también en las fosas nasales y en los huecos de los oídos, las condenadas tenían la misión de matarme… El primer día no podía respirar y menos hablar, la lengua estaba tan hinchada que no cabía en mi boca… todavía estoy inflamado a pesar de haber recibido muy buena atención… he tenido que estar sin camisa porque me arde la piel… pareciera como si me hubiese quemado… la cara, la cabeza, brazos y manos fue donde más se ensañaron… como dijo una de las enfermeras cuando llegué “se parece a un monstruo” … estaba todo desfigurado.

        -         Señor Antonio a qué le atribuye usted el que haya resistido todo el embate de las abejas asesinas.

         -         Bueno, según dijo el doctor estoy vivo gracias a que no soy alérgico; además, a que tomo mucha leche de cabra… yo creo más bien que todo se debe a que como mucho armadillo en coco, además de las atenciones de mi mujer, mi enfermera de cabecera.

           -         ¿Qué ha usado en el tratamiento de las picaduras?

           -         Bueno el primer día me untaron por todas las partes afectadas pasta de dientes, porque era lo que había… después llegó una vecina con una baño de vinagre y bicarbonato que me alivió bastante… más tarde me pusieron rodajas de cebolla por todo el cuerpo… además de mostaza, barro con agua, sábila, albahaca molida con perejil… hasta un desodorante Mum Bolita me han echado… ahorita estoy blanco por la loción de calamina que me pusieron temprano… Vamos a ver qué me colocan mañana, ojalá no vaya a ser guate é gallina.

           -         ¿Y cuántos días va a estar en el hospital?

         -         El doctor dijo que iba a estar en observación por una semana… todo esto por la edad que tengo.

          -         Señor Antonio gracias por todo… para que sepa usted, antes de venir información busqué sobre este tipo de abejas; encontré que son una especie híbrida que provienen de Brasil. Se han venido desplazando por toda América, atacando a todo el que se le atraviese en su camino. A diferencia de otras abejas, éstas protegen su colmena con mucha más agresividad… Mañana esté presto porque saldrá en el Panorama, en la sección de sucesos con este reportaje… hasta luego y que se mejore.

           Efectivamente, como había dicho el corresponsal, al día siguiente apareció hasta con su foto la historia sorprendente del fausto encuentro entre el señor Antonio y las abejas africanas; se cerraba la nota con un comentario: “ojalá el doctor me dé de altas el sábado para ir el domingo a visitar a mi hermano”.

 

26-06-2022

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez

4 comentarios:

  1. Nos gustó mucho a Samuel y a mi. Sobre todo la parte de como a pesar de recibir tantas picadas de abejas, no murió Eugenio.

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  2. Una vez me pico una abeja y fue horrible el dolor, no imagino como será que te piquen un enjambre, pobre el Sr Antonio pero al final bien afortunado de haber sobreviviendo.

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