Por Humberto Frontado
La noche se hizo añicos con el
impacto de aquel grito horripilante y extendido lanzado al aire por un hombre,
que trastabillando y desesperado pedía auxilio. Se desplomó herido en medio de
la calle a poca distancia de la casa donde vivía. De inmediato los vecinos se
asomaron y acudieron a socorrer al maltrecho y ensangrentado hombre que ipso facto
reconocieron. El noctámbulo personaje era Chemón, de allí mismo del pueblo y presentaba
muchas heridas en el rostro y brazos. Los que le ayudaban lograron incorporarlo
y lo acompañaron hasta su casa; mientras caminaban le sacudían el polvo, le iban
quitando la sangre de las heridas y no dejaban de preguntarle sobre lo sucedido.
Ya en su casa y siendo atendido por su trasnochada mujer, el hombre tembloroso y
con voz entrecortada confesó su terrorífica historia.
Comentó que había estado tomándose unos
tragos en el pueblo del Cardón situado más abajo y al darse cuenta de que se le
había hecho tarde decidió regresar. Venía caminando tranquilo hasta que se percató
que estaba próximo al sector del Gran Roque, a partir de allí se llenó de valor
y apresuró el paso ya que en ese misterioso paraje ocurren apariciones de
chiriguas y espantos.
Se dice que muchos años atrás este lugar
había abarcado un pequeño cementerio que luego fue abandonado. Los primeros
habitantes del pueblo de Valle Seco dejaron leyenda de que allí se habían
desenterrado varias osamentas. Estas pudieron haber sido de los primeros visitantes
que llegaron a esta isla a explotar el negocio de las perlas. Lo cierto es que
no quedó registro del paradero de los esqueletos de los difuntos. Esas almas quedaron
en pena y ahora suelen salir al paso de los caminantes desprevenidos y retardados,
sobre todo los que vienen pasado de tragos. Los persiguen y acosan por un rato
hasta abandonarlos todos aturdidos y sin aliento. En este caso se repitió la
historia, apareció la Chirigua exigiendo tributo al osado que interrumpió su
descanso, pero esta vez el ánima se sobrepasó al herir con sus uñas el rostro y
brazos del amanecido.
Al día siguiente la noticia se corrió
por todo el pueblo y de allí hacia el resto de la isla. La gente hacía remembranza
de eventos similares sobre la aparición de la Chirigua y su corte, de la forma
que hace correr a los borrachitos que se atreven a pasar por las zonas
prohibidas. Este es un hecho que se debate entre dos aguas: lo insólito de esas
anécdotas que pone en entredicho su veracidad y la sinvergüenzura de la gente de
hacerlo cierto, ya que lo repiten hasta la saciedad.
Esta fábula al igual que otras se va
sumando a la historia mística del pueblo. Cada narrador pueblerino le añadirá o
maquillará según su estilo. Al transcurrir los días las personas que se
encargan de llevar y traer las noticias del pueblo las meterán en su repertorio
particular. A estos simpáticos y necesarios personajes se les encomienda la
tarea de registrar en sus bitácoras todos estos acontecimientos, aderezándolos y
adjetivándolos con sus particulares recetas de exageración. Así como el Jefe Civil
se gana su puesto por su seriedad y equilibrio de justicia, a estos populares
seres se les consienten y escuchan con benevolencia y cariño. Ellos viven en un
mundo de mentiras e invenciones que son contadas sumissa voce.
Cada pueblo presume de su particular
espécimen por su jocosidad e inventiva. Celebran y veneran sus cuentos, cachos y
toda clase de ocurrencias. Son mantenidos
vivos arropados con el perdón de la generosidad de sus allegados y toda su
deseada audiencia. El cuartillo de ron en el bolsillo trasero del pantalón les
ayuda a fluir y ponerle más gracia al cuento, anécdota, chiste o cacho. Uno de
esos inofensivos mentirosos dijo una vez que “la mentira más dolorosa se puede tragar
aderezándola con bastante miel, ya dentro del buche será cosa del pasado”.
Estos folclóricos personajes adornan sus cuentos y preparaban de memoria su
parlamento, eso es lo que hoy en día hacen los afamados y celebrados “Stand Up
Comedy”..
Los cuentos como el narrado al inicio
se estrenaban como las películas del momento, era material de primicia y había
que sacarlo en primera plana; a veces con una pizca de amarillismo, para captar
la atención de la audiencia que estaba acostumbrada a estos ventorrillos, más aún
cuando no había otra cosa por hacer ya que la labor de la pesca había mermado y
la bendita salina apenas estaba empezando a cuajar.
Las risas y los halagos son las
recompensas que nutren la creatividad y los hace felices para crear historias
todo el tiempo; de cualquier pasaje diario entre los habitantes, crean cuentos
e historias jocosas. Los habitantes del pueblo, aunque reconozcan las claras
mentiras en sus parlamentos en lugar de criticarlos los azuzan para que continúen
en su labor; saben que si los rechazan será peor, porque luego se ahogarán en alcohol
volviéndose prisioneros de su propia mentira.
Chemón, aún adolorido por lo
sucedido esa madrugada se sentó a la mesa a desayunar. Su esposa Chepina le sirvió
en un plato de peltre una arepa con dos presas de pescado frito, ella se sentó callada
en el frente y se lo quedó mirando fijamente. El hombre convaleciente se sintió
incomodo y esquivó aquella asesina mirada, presentía que su amada Chepa no se había
tragado el cuento de la bendita Chirigua. Mientras comía, aquella sagaz damisela
logró proyectar en su mente y en panorámica nitidez la nocturna escena cuando Chemón
saltó una tapia y corría amenazado por alguien; lo habían sorprendido en casa
ajena en una escena de amor. En medio de la oscuridad brincaba despavorido llevándose
por delante retamas, cardones y tunas. Logró salir a la calle todo desgarrado
por las afiladas uñas de los xerófilos espantos.
15-10-22
Corrector de estilo: Elizabeth
Sánchez
Excelente ! Saludos
ResponderEliminargracias mil Belinda dtb...saludos
ResponderEliminarEn el sitio denominado Nan Vasquez de VIctoriano Bermúdez en Margarita también les salía la chirigua...cuenta Benita Bermúdez!mucho susto pasaban..jajajaja
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