Por Humberto Frontado
Si
son tuyas no me importan.
Han de ser tus espontaneas,
las que discurren sin malicia,
picarescas, aceptables;
alocadas y comprensibles,
tan buenas para creerlas.
Dirás
que son vanas,
sin trascendencia y descoloridas;
pero, son tan verdades
como las mías,
como las del ser más vil.
Van y
vienen de prisa, sin pausa;
andando al trote de tu intención,
de la seriedad con que las dices,
de la sinvergüenzura con que te las acepto.
Las tuyas
son tan mías,
que no dan lugar al incomodo,
se fusionan, se perdonan,
se complacen de muy buen modo.
Son ya
parte ti,
me las creo sin ton ni son;
parsimonioso me las degluto
con placer y con recelo,
sabiendo que no me crees.
Tu perspicaz
semblante
encompinchado te delata,
se camufla en la osadía
de ese sublime y permitido asedio
de la desvergüenza y la desfachatez.
21-01-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez
Eres un muergano, me conoces y te puedes dar el lujo de la vida plena que yo no puedo, y que no estaré mucho tiempo más.
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