Por Humberto Frontado
Desde lo más oscuro del silencio
me deslizo parsimoniosa
para luego ser palabra.
Salgo del cansancio
de estar agazapada,
esperando el momento justo.
La rapidez
con la que me desplazo
me dice que no hay
espacio para andar,
aparezco inconsulta
de un sopetón.
Me defino como un cañonazo,
con salida dispersa
de un genuino pensar;
no hay mirada hacia el
retrovisor.
Busco con desespero
me rescaten del torbellino
que me asecha con garras
de logos filosóficos.
Quieren hacerme escritura.
No sé quién me comanda,
estoy entre las aguas
de la psique y la retórica.
Sólo sé que doy subsistencia
a aquello que se piensa:
hago que se manifieste,
que exista.
A veces salgo
por bocas inescrupulosas,
sin medir consecuencias;
salgo expelida
en un obsceno abanico
impregnado de subjetividad.
Irradiando ese saber
del cual
me he apropiado,
le doy vida y sonoridad
a cualquier discurso;
hasta le doy apariencia
de cierta originalidad.
Alguien dijo una vez
que el saber estará vivo
mientras yo me levante
estruendosa hasta lo más
alto,
no hay límites entre
palabras.
Peleo cuerpo a cuerpo
con el texto escrito
hasta lograr aislarme
del eco que me domina
y se hace oír.
Me pierdo en el poeta,
en el narrador,
en el abstracto político.
Desaparezco
en el mensaje sin palabras,
luego resurjo debido
a mi insistente y angustiada
presencia.
Lastimoso silencio,
quisiera ser valiente y
apartarme de ti;
salir estrepitosa,
unirme a otra
en una sola voz
para despertar tantas
conciencias dormidas,
impregnadas
del mutis de la injusticia.
26-05-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.
Gracias Humberto... He disfrutado mucho éste texto y la obra!
ResponderEliminarHermano te quiero muchísimo.
ResponderEliminarCuidate.