Por Humberto Frontado
Desde primigenios tiempos republicanos
del país
se instalaron incipientes
familias de parásitos,
que luego mutaron y se adaptaron
a los continuos cambios surgidos
de la evolutiva política;
llegaron para quedarse per sécula,
instalados en el tracto
digesto administrativo.
La anemia que muestra el rostro de
la nación,
según expertos, deviene de
la inatención
en su enredado sistema gastro
moral.
Los síntomas que presenta
desde hace dos décadas y
media
son causas significativas ocasionadas
por una aguda parasitosis
que, de continuar,
la llevará a una muerte
segura.
Los parásitos han estado
presentes
desde la morfología de la
cuarta república,
llegando a extrapolarse en
la quinta
con síntomas notorios como:
vértigos discursivos,
accionar nauseabundo,
diarrea monetaria,
dolores e inflación del vientre
económico,
disminución del apetito
inversionista,
abrupta irrupción de
lombrices institucionales.
La desparasitación gubernativa
es un proceso con enfoque depurativo;
un tratamiento
farmaeticomoral
destinado a tratar las
afecciones parasitarias
existentes en el país.
Es crucial como medida
preventiva
que elimina todo tipo de parásito
en corto tiempo
y evita futuras
infestaciones.
Los estados que exitosamente
han pasado por este proceso desparasitante
recomiendan hacerlo en
profundidad
cada cuatro años,
hasta uno intercalado por si
afloran
síntomas de nuevas bacterias
invasoras.
Para tener mejores resultados de profilaxis
es recomendable que toda la
familia
de organismos e
instituciones
reciba el debido tratamiento
exterminador.
Los parásitos se desarrollan
y multiplican
a expensas del descuido y
falta de atención.
Su aparición representa la
afectación
de varios sistemas a la vez
del organismo central,
encargados de la
administración de nutrientes económicos.
Al principio, se vio como una
afección asintomática
con indicios leves, hasta
que fue demasiado tarde;
el sistema defensivo quedó
subyugado en su accionar,
dañando el tejido social y
todo organismo interior.
La trasmisión de parásitos
puede ocurrir de diferentes
formas,
siendo la heredada la vía más
común y expedita;
la falta de higiene moral en
la sociedad
aumenta claramente el riesgo
de infección.
La parasitosis en un país
crea una tela amebiásica
espesa y babosa
que desemboca en una diarrea
crónica;
hace perder peso económico
sin explicación,
además del malestar social
general.
Durante la etapa de la
infancia republicana
no fuimos capaces de
desparasitar de cuajo el mal,
no se pudo conseguir
reforzar
un sistema inmunodictatorial
de largo desarrollo.
La parasitosis es una
condición infecciosa abzurda,
de viscosa insensibilidad
que envuelve cualquier
razonamiento;
lo inhibe, lo perturba,
lo paraliza hasta engullirlo.
22-09-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.
Entonces no hay remedio? Hay que pensar en nuestros hijos y nietos..
ResponderEliminarDe verdad que este escrito está extraordinario, tendremos que seguir con la esperanza que podamos ver en vida esa desparasitación.
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