Por Humberto Frontado
Un
sistema neurotransportador
se extiende por todo tu extenso y complejo cuerpo,
llevando y trayendo información temporal.
Eres
singular pensamiento de progreso
del perenne pasajero,
que ocupa uno de tus veloces metros vagones
de ese tu impar sistema.
Con
intermitentes paradas
puntuales y acompasadas,
tu dinámica fluye
con propósito de triunfo
en el fragor de tus tranvías.
Recorre
tu larga espina dorsal
la emoción permanente del flujo del progreso,
con muchas curvas y pocas rectas decisionales.
El
acelerado palpitar
de tu sincronizado ritmo tecnológico
se acopla a las exigencias más banales
de la inteligencia artificial.
Te
mueves al ritmo
de un campo sensorial
que envuelve e interconecta
al exigente crecimiento acelerado de tu existencia.
Cubierto
por una inmensa cúpula
de aparente quietud,
se encuentra convulsiva
la inmensa maraña neurotrasportadora
de la savia de vida de la Smart City.
Con
brillo propio en sus rieles,
se acarrea el sustentable progreso;
se desplaza el contingente energético
que te hace grande y voluptuosa.
La
simpleza de la tecnología
que te viste
denota salud en tu semblanza,
calidad espiritual e inteligencia,
herramienta neural de tu progreso.
En tu
interior más procesado,
mientras nos desplazamos
por una de las autopistas de alta velocidad,
platicamos en un lenguaje robótico cincogecino
de gruesa banda comunicacional
05-01-2025
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.
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