Por Humberto Frontado
La eterna esfera se triangula exponiendo su
amarillo candente,
nutre e impregna de luz al remoto coral.
En lo profundo se presenta un surtido pasaje de algas
que dan movimiento a todo el arrecife.
Protagonizan el espectro las esbeltas ninfas que danzan,
muestran sus cualidades y envían mensajes
con sus mutadas manos atenazadas.
El coral es un escenario equilibrado
entre los mutantes,
ambiente y el eterno sol.
La combinación de colores vivos
enmarca el blanco ocre de la personalidad de las ninfas,
la textura enaltece el gran recinto sagrado de los miméticos seres.
Son siete las ninfas que danzan rindiendo tributo al sol.
Brotan de sus madrigueras en el coral,
que reposa en la sinuosa selva de algas.
Son seres mutantes que han evolucionado
buscando paz y
seguridad;
su equilibrio existencial.
Simbolizan los días de la semana,
se reúnen para mostrar sus particulares atributos.
Traquetean sus tenazas en una muda melodía que solo ellas
entienden.
Caminan los pasajes de un mimetismo psicológico,
donde el hombre, todavía animal, trasmuta su naturaleza.
Obra en óleo sobre tela ganadora de una “Mención
Honorifica” en el XI Salón CEVAZ de Artistas Emergentes del Zulia.
14-05-2023
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