Por Humberto Frontado
El
peso de la desesperanza
agobia y aplasta
cualquier esquicio de valor
que sin valía y bastimento
se doblega al vil.
Los
hechos nos demuestran
a través de la historia
una sucesión de eventos dispares
que engullen sin contemplación
cualquier buen juicio.
En
pos del valor “bien”
cobró forma y fuerza la ética
y, en sus tripas,
el derecho y la justicia
se han desplazado presurosos
a la pútrida cloaca.
En el
tremedal de los neo absolutos,
los valores,
expresando una realidad desintegrada,
se hunden exánimes.
Los
oídos se han tapado
y ya no están atentos
a los mejores mensajes
de brillantes pensadores de otrora.
Solo
existen máscaras
en un relativismo ético
que bailan al son
del que lleva las comparsas
de resentimiento,
la discriminación,
la desesperanza y el miedo.
El
camaleón dogmático
adicto a las imposiciones tiránicas
avanza a pasos agigantados
derrumbando cualquier
retoño de tolerancia.
Los
valores se confunden
con los desvaríos
de cualquier ceguera ocasional:
la complejidad caótica de los valores
vuelve dudosa
las intervenciones de los juiciosos.
Ya
los valores no son las notas altivas
que nutren el canto de la historia,
el caos actual enaltece
un derecho especial para el poderoso
y otro diferente
para el común denominador.
04-08-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.
Humberto altamente oportuno en estos momentos, gracias
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