Por:
Humberto Frontado
Abuelo que hice yo de malo
me acerco a la playa
en busca de mis amigos
los peces y ninguno responde
a mis llamados,
miro profundo en esta
y solo logro divisar,
en su penumbrosa entraña,
lo que en su lecho
solo posee el seco rio
botellas y potes vacíos;
más una enmarañada
capa multicolor pálida viscosa
sirve al fondo de oscuro techo
arrastrándose perezosamente
por sobre la superficie;
verde sopa cuerpo de mar,
va cubriendo toda la orilla,
va también la negra red
Impregnada de mis amigos
los peces muertos.
Abuelo qué he hecho yo de malo
por qué los peces me han
abandonado.
Abuelo qué hice yo de malo
todos los arboles
se han secado
los bosques se han marchitado
como si un otoño permanente
les hubiese atacado;
de sus ramas
no dejan de gotear
hojas amarillas;
que parecen nubes cargadas
de una escarcha dorada;
que parecen soles llorando
solidas lagrimas
de oro cristalino,
que van tapizando
toda la superficie
de esta bendita tierra.
Abuelo qué he hecho yo de malo
por qué los arboles
han marchitado.
Abuelo qué hice yo de malo
ninguno de mis amigos
los pájaros
ha bajado a saludarme
los noto desesperados
ya no vuelan
en académica discreción;
ahora veo que vuelan
como en busca de salvación,
como huyendo a refugiarse
de una imperdonable muerte
Abuelo qué he hecho yo de malo
por qué mis pájaros me han
dejado
Abuelo qué hice yo de malo
por qué me tienen castigado,
por qué no puedo ver tu rostro,
quiero tocar tus surcadas
arrugas
que bañan tu frente,
la cual quiero besar;
es que acaso abuelo
nunca nos libraremos
de estas máscaras antigás.
Abuelo por qué mi pueblo
se ve tan triste;
es que acaso no están
contentos
por su gran porcentaje de
humanos;
es que acaso no están
contentos
por la gran cantidad de
industrias
que nacen y se multiplican
tan rápido como muren mis
amigos los peces,
mis amigos los árboles,
mis amigos los pájaros.
Abuelo qué he hecho yo de malo
para que mi pueblo este tan
triste
Venezuela,
Cabimas, 1974
No hay comentarios:
Publicar un comentario