Por: Humberto Frontado
¿Por qué sorprendernos ante lo que nos muestra el nefasto
reguetón?
Viéndolo bien nuestras vidas y todo
lo que hacemos responden a la larga a un proceso cíclico. Uno que otro joven
viejo se le puede escuchar decir - ¡viva el rock! – en verdad yo no se lo pude
decir a mis padres, en mis tiempos mozos. Eso era sacrílego y me exponía a la
excomulgación o ser quemado en la hoguera. Sin embargo, en secreto, admiré y
viví los movimientos insinuantes y cadenciosos de Elvis Presley, los
epilépticos y extraños de Joe Cucker y de Jim Brown, los viriles y con
sex-appeal de Tom John, los gestos drogomanos de Jimi Hendrix. Por aquí los
latin-gestos sensuales y excitantes de Sandro y hasta los del eterno pavo Trino
Mora. Todos odiados por nuestros padres y hasta el Papa de turno. Pasó el
tiempo y allí quedaron en el recuerdo, disfrutado de aquellos bonches secretos,
las guerras de las minitecas y fiestas en los clubes.
También llegó la inaceptable,
irreverente y grosera Salsa a irrumpir los predios latinos. Luchó contra viento
y marea y se impuso como un icono importante en nuestra cultura. Nos demostró
que nosotros los latinos de sangre caliente y con influencia negroide no nos
podemos desprender del gen musical que nos incita a mover el esqueleto. Se
acuerdan de Wilfrido Vargas y su famoso baile del perro, también el del mono;
con su ritmo respondió “qués” lo que quiere el negro.
La Salsa Romántica fue la locura, la
depravación; bailarla era pisar a ciegas la antesala del infierno. Quedan
algunos videos de 8 mm y algunos casetes que nos recuerden esa época horrorosa.
La salsa cuasi pasada de moda y sólo quedan sus colaterales, entre ellos está
el susodicho Reguetón; como una variante del Hip Hop gringo y con un poco más
de picante, sudor y otras cosas.
El Reguetón es el mismo tótem
“congloabigarrado” que recoge y apila todos esos sentimientos tabúes que hemos
heredados desde los tiempos del nacimiento del Blue, Charleston, Flamenco y
pare usted de contar. Solo que ahora el Kukulkán y los que aúpan la raza Aria están representados por Twiteros, Blogueros, Youtuberes, etc, etc. Así
que todo cambia y nada cambia.
La música, llámese como se llame, es
una plastilina multicolor que nos permite llevar un mensaje de cualquier índole
y sin complicaciones, al que está dispuesto a escucharla. Está de moda y casi
todos los cantantes famosos actuales incluyen en sus álbumes uno que otro
regetoncito o algo parecido; con eso aumentarán las ventas y no pasarán
desapercibidos como ente global. Los medios de comunicación son los
que de alguna forma imponen, extrapolan, modifican y establecen la aceptación
de la novedad social. El sempiterno tiempo, nuestros valores y recato de la
mayoría se impondrán al tomar y ajustarse al cambio del nuevo ciclo cuando nos
toque. Verán a nuestros sobrinos y nietos incomodarse y soltar algún improperio
hacia sus nietecitos, cuando los vean bailar, el tan odiado Perreo.
Venezuela, Cabimas, 15-08-2019.
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