domingo, 13 de septiembre de 2020

HÉROES ANTOLÓGICOS

 Por: Humberto Frontado


          Muy cerca de las seis de la tarde como todos los días de lunes a viernes, después de hacer todos sus oficios y tareas correspondientes, aún tenían algo de tiempo para enviar algunos mensajes telegrafiados a la amiga colindante a través de la pared. La casa de latas, como le decían, tenía un delgado panel contiguo que los separaba de los vecinos. En él había unos orificios que habían quedados de su construcción, que permitían enviar mensajes hablados o por rollitos de correo.

         Llegada la hora, prácticamente era un ritual, se sentaban los tres en el suelo; su madre lavando los últimos corotos escuchaba desde la cocina y el padre sentado en la silla de cuero releyendo el Panorama. Todos alrededor del omnipotente radio marca RCA Víctor, onda AM y FM, rectangular con cubierta de tela amarilla mimbrada sobre el altavoz. Como preámbulo aparecieron los anuncios comerciales de “La Maizina Americana” (gran producto nacional) y del predilecto jabón en polvo “ACE”( hace de todo), que esa semana los había premiado con un juego de cubiertos dentro de la caja. De inmediato se dejaba escuchar venir desde lejos el galopar de un brioso corcel negro de largas crines que revoloteaban al viento a medida que se desplazaba velozmente, detenerse, pararse en dos patas y lanzar un bufido que se escuchaba en toda la sala y la del vecino una vos recia y descomunal que anunciaba.

         -         El León de Francia…protector de los pobres y los desamparados.

         "El León de Francia" era un personaje que parecía inofensivo públicamente; pero, secretamente, era un heroico paladín de la justicia. Era un jinete altivo, vestido de negro con una capa y ancho sombrero. La voz varonil y recia. El sonido que producían aquellas largas botas de cuero, con sus espuelas, a sus pasos nos decía lo corpulento que era aquel hombre misterioso. Su amado y único amor era María Inés de Loren, aunque el resto de las damas suspiraban sin vergüenza ante su presencia. El villano era Felipe de Borgoña y en cada acto de maldad y fechoría era aplastado sin compasión. La espada del León no tenía piedad ante los sin razón.

         Los jóvenes sabían que ese día por ser viernes les depararía media hora de grandes emociones, se concentraban en él un cúmulo de acciones que los dejaría todo el fin de semana en ascuas, una estrategia radial muy efectiva, sobre todo para los niños.

          La emisora de radio era la potente Radio Continente en la década de los sesentas. Después de terminado cada capítulo se quedaban un rato dilucidando sobre lo que había acontecido en aquel segmento novelario, haciendo proyecciones para el próximo. Quedándoles todavía algunos minutos los aprovechaban para montar y cabalgar un rato la escoba o luchar usando unas largas y aceradas espadas imaginarias entre hermanos antes de irse a dormir.

        A medida que pasaba el tiempo se fueron escuchando en el mismo horario otras novelas con nuevas historias donde había distintos protagonistas, diferentes personajes, pero increíblemente con las mismas voces, los caballos cabalgaban y relinchaban idénticos al de la novela anterior. Las damas lloraban y gritaban de miedo casi con las mismas expresiones. Se notaban cambios en las escenas en vez de dar oídos al rechinar de espadas, ahora se oían estruendosos disparos de rifles y revólveres.

        Nació un nuevo esquema de novelas radial, dentro de un gran marco titulado “Cuando los hombres son bestias”, se desarrollaron en él una serie de novelas cortas de todo tipo. El destino trajo para quedarse la presencia de el gran héroe que hacía falta y era criollo, no necesitaba caballo y se movía sigilosamente ocultándose en las sombras de la noche. Aparecía de la nada y lo anunciaba a modo de fanfarria una inspiradora melodía de fondo: Era “El Gavilán” con su epíteto de “Defensor de desvalidos y desamparados”.

         Vestido de negro con una larga capa, cubría su rostro con capucha, en el medio del pecho tenía la figura de un ave blanca. Traía consigo dos descomunales pistolas para su defensa. Sus aventuras se desarrollaban en la urbe caraqueña, en los caminos del junquito boscoso de la época, bajo las sombras del imponente Ávila. El marco principal de escenografía lo ocupaba la gran Mansión de los Santos, donde los personajes principales eran Julio Cesar, Miguel Ángel y Narciso, todos hijos de Doña Elodia. Además, estaba la presencia de la delicada y dulce Azucena, la del barrio Carpintero, y Verónica la de los ojos achinados.

         Las principales armas de El Gavilán era su impresionante capacidad para escapar de las mortales trampas y la de aparecer en el momento oportuno para rescatar a las víctimas. El peligroso equipo de villanos estaba conformado por asesinos en serie, monstruos nocturnos, locos de remate, etc. Destacaban entre ellos la espeluznante Lechuza de la Muerte, el fatídico Hombre de la Capa Roja, el macabro Doctor Calaveras, el sombrío Enano Siniestro y sus guardaespaldas Macario y Candelario, dos descomunales negros.

         Radio Continente, con esta novela, llevó por un largo tiempo la delantera sobre las otras emisoras. El Gavilán era de gran audiencia entre la población, lo transmitían en horario de 11:30 am a 12:00 m. Los muchachos salían espitaos de la escuela a la hora de almuerzo y a medida que caminaban, pasando por el lado de cada casa, iban escuchando intermitente partes del capítulo. Al llegar a sus hogares empataban pedazo a pedazo las escenas hasta completar el capítulo mientras comían.

     En el regreso a la escuela por la tarde hacían un recuento durante el recreo. Contestando, cual examen oral, las preguntas que quedaban en el aire después de terminar el capítulo. Algo así como: ¿Será cierto que Julio Cesar sea el Gavilán? ¿Podrá Doña Elodia salvarse de las garras del enano siniestro?  ¿Se tomará Miguel Ángel la poción de veneno que le dio la malévola maestra de llaves?

         Estas novelas eran instrumentos sutiles de extorsión. Si no se hacían los oficios y tareas a la hora indicada no había Gavilán. La inocencia parvuliana los llevó a concluir que todos los protagonistas hombres y mujeres podían tener diferentes rasgos físicos pero la voz no cambiaba, era igual para todos. Eran rasgos comunes que identificaba a un verdadero héroe.

         Dentro de los más impactantes recuerdos de la novela estaban cuando el padre de los Santos, esposo de Doña Elodia, enloqueció y fue enfrentado por el Gavilán, tenía un apodo armado con algo de malabares. La mansión donde ocurría toda la trama estaba ubicada en el Junquito y se cultivaban orquídeas negras en el jardín. El Asesino de la cuerda de nylon, sigiloso personaje macabro que con un rápido y certero movimiento asesinaba sin piedad, resultó ser para sorpresa de todos, la mismísima Doña Elodia.

            Fue una extraordinaria época en la que daba gusto escuchar la radio, primero el Gavilán, también las aventuras de los 3 Villalobos, El Santo el enmascarado de plata, Kaliman, Batman, Juan sin miedo, Juan Centella, Martin Valiente que se transmitían por las más populares Radio Continente y Radio Rumbos “el periódico impreso en la radio”. Eran para esa época las dos emisoras de radio que se disputaban la audiencia, pues algunas otras emisoras que habían llegado a transmitir ciertas novelas e historietas, comenzaron a abandonar esta actividad al cambiarla por nuevos espacios radiales, ya que la competencia entre emisoras de radio fue creciendo, a pesar de la incipiente aparición de la televisión que empezaba a tener gran éxito.

         Lo más curioso de la radio es el haber desarrollado en las amas de casa un extraño poder extrasensoriales asociadas a la audición y al armado de conjeturas de eventos en pausas perdidas. En ocasiones mientras lavaban la ropa, botaban la basura o hacían algo en el patio que las alejara unos cinco minutos del perímetro audible de la radio, regresaban y se acercaban otra vez al encanto radial y de acuerdo con lo que sucedía lo empataban inmediatamente y concluían mentalmente toda la trama perfectamente.

          El otro componente era el superdesarrollo del sentido auditivo. Una escena normal y jocosa era cuando un joven queriendo oír una de las canciones de moda en Radio Reloj, viendo que su madre estaba muy lejos tendiendo la ropa lavada, sin prestarle atención a la novela se atrevía a cambiar la emisora; no había cambiado el dial cuando oía el grito de su madre decir.

         -         ¡Hey! …no me cambien la novela.

El joven no creyendo en lo que estaba viendo le replicaba.

-         ¡Mama! …pero si estas lejos y no escuchas nada.

-         ¡Si estoy escuchando! …oí que Juan le confesó a Rosa que él era su hijo perdido – contaba foronda la mujer a su incrédulo hijo.

          Ya las historias interesantes de acción y suspenso de El Gavilán, Los tres Villalobos, Martin Valiente fueron desapareciendo dándole cabida más bien a las perpetuas novelas de amor. Apareció amenazante arropado en una plateada capa tecnológica el monstruo de la televisión que atacó con fuerza y sin piedad a todos estos queridos héroes, con ello también desaparecieron muchas emisoras de radio ahogadas en crisis económica, debido en gran parte a que los anunciantes publicitarios prefirieron la televisión para invertir comercialmente. La radio vivió un gran letargo en los años 80´s hasta que, a comienzos de los 90´s se afianzaron las emisoras FM con transmisiones en estéreo cautivando nuevamente la audiencia. Escuchar una gran dicción, sutileza y pasión al hablar no tiene precio. Fueron, son y serán siempre los años dorados de la radio.

          Los más osados en escuchar la radio en casa, se ponían a sintonizar emisoras de onda corta, sobre todo en las noches, y así poder escuchar transmisiones de Radio Habana Cuba, la BBC de Londres y La Voz de los Estados Unidos de América, entre otras. Buscar emisoras de onda corta, en las noches, pasó a ser la nueva gran aventura.

 

Venezuela, Cabimas, 13-09-2020.

1 comentario:

  1. Coño me voy enterando que doña elodia era la asesina de la cuerda de nylon , debe ser que el radio no tenía pilas , pues en coche no había electricidad , muy bueno ese recuento histórico

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