domingo, 1 de enero de 2023

CONFESIONES DEL VIEJO AÑO 2022

 Por Humberto Frontado


            ¡Vergación!... así diría el maracucho para referirse a lo rápido que pasaron los días que me han conformado. El oriental exclamaría… ¡coño no he tenido tiempo ni pá resollar!... ¡Se fue en un santiamén!... diría el caraqueño. En verdad esa ha sido la sensación que dejé en todo el mundo; los días pasaron más rápido que violentamente. Hay algunos expertos en dar explicaciones irrefutables porque el tiempo ha pasado tan rápido, en internet lo pueden encontrar. Yo simplemente sé que pasaron trescientos sesenta y cinco días, porque no fui año
bisiesto y cada día tuvo veinticuatro horas ni más ni menos; fue tiempo suficiente para que sucedieran cosas sorprendentes y otras no tan.

            Nací desde el primer día con la pata metida en una pandemia que aún continúa vivita y coleando después de haber impuesto un régimen de vacunas, refuerzos y refuerzos de refuerzos, y que para mermar las variantes que irán apareciendo. Aunque no se le ve fin al Covid-19, por lo menos ha amainado su desgracia. El virus ha compartido su protagonismo con otros temores ya más viejos heredados de mis hermanos anteriores (2021 y 2020); por ejemplo, los que han reaparecido producto del cambio climático. El paso de las tormentas tropicales ha dejado zonas devastadas. A estas zonas de desastre no se les ve esperanza de recuperación, ya que nos abate el miedo permanente de no tener el respaldo de las instituciones que han sido secuestradas desde hace dos décadas por un grupo social de absoluta exclusión.

            El conflicto Rusia vs Ucrania agravó el panorama mundial, eso nos conmovió emocionalmente unos días al ver las noticias vía WhatsApp, Instagram y todas las redes disponibles; sin embargo, estamos tan entretenidos con nuestros problemas que los de afuera no nos hace mella.

            El trauma de la crisis sanitara continúa apuntalada o más bien disfrazada por la pandemia, abonando también el terreno político y la economía del miedo que se mueve al son que le toquen los chimbangleros del gobierno, quienes desechan el sistema internacional de derechos humanos. La economía todavía estancada, dando superfluos destellos de crecimiento, que únicamente ven los bolsillos de los acoplados con el gobierno; la inflación se engulle cualquier ápice de crecimiento. El único incremento que sí resulta ser cierto es el de la violencia contra la mujer, los feminicidios, abusos contra niños y suicidios. El Crecimiento de la pobreza y el desplazamiento de la población hacia otros países por una cantaleta de acciones amparadas por la corrupción policial y política. El problema de la gasolina aún sin resolver; las colas en las estaciones de servicio han regresado absurdamente, administradas o manejadas por funcionarios militares

           En los hospitales, escuelas, barrios reina la incertidumbre y la desesperanza.  Yo sinceramente quería pasar con beneplácito el testigo a mi nuevo hermano 2023, pensando se iban a arreglar algunas cosas; pero que va, quedé en rojo. Menos mal que en diciembre se efectuó el mundial de futbol de Catar y como algo Messiánico sirvió para distraernos un rato de la crisis que vivimos. Así que lo mejor que puedo hacer es pasar desapercibido, agarrar mi maleta e irme calladito “pá la verga”, como diría también el maracucho... de todas formas les deseo un cordial y feliz año nuevo 2023.

 

31-12-2022

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.

 

2 comentarios:

  1. La sacaste de jonrón y con las bases llenas.

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  2. Feliz, saludable y exitoso año querido Humberto y mi queridisima correctora también, muy acertado en lo que plasmaste en estás lineas. Esperemos este año sea mejor que el pasado. Les envío un gran abrazo.

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