Por Humberto Frontado
I
He de
velar tu sueño
y
escuchar tu sutil ronquido,
le
susurraba casi dormido
el
interesado y loco amante,
creyéndose
era absoluto dueño
de esa
máquina hacedora de ruidos,
que a
cualquiera le frunce los sentidos
con gran
amplificación y parlante.
II
Dicen
que los cándidos ronquidos
son
cosas de gente gastada y vieja,
y que
siempre de dolores se queja,
por
eso precisan tiempo para dormir;
en
ese reposo forjan miles de ruidos,
mezclan
peos, pujos y algo de tos
como
si buscaran aclarar su voz
para
entonar su ansiado redimir.
III
Pueden
los carros roncar sus motores
así
pasen un poco de aceite,
para
un pana sería un deleite
roncar
parejo y levantarse una jeva,
así
en el intento sucumba en dolores
en
la barriga y parte baja,
esconder
su cabeza en una caja
y
dejar al descubierto su árbol de leva.
IV
Un
león es todo seriedad y ronquido,
ruge
cuando está en asecho
viendo
que su almuerzo está hecho;
ruge
cuando acosa su pareja
porque
se impone cual marido;
rompe
en la noche el silencio a pedazos
ya inerme
lo han de atar sutiles lazos,
cuando
al lado de su dama se deja.
V
No son
los mismos ronquidos:
los
de una suegra desalmada
y
los de su apetecida hija amada,
estos
parecen suspiro de bella hada
música
que adormece los sentidos;
la
vieja en las noches retumba la casa
le
han querido tapar la nariz con masa
o cubrir
su cara con la almohada.
VI
Quien
anda con limpia conciencia
su
sueño lo tendrá ligero
y
dormirá la noche por entero.
¡Ay
de aquel! que, por el contrario,
ha
vivido una vida en turbulencia
pues
solo pesadilla tendrá
y sus
fuertes ronquidos lo delatará,
exponiendo
juicios como abierto armario.
VII
Será
un músico connotado
aquel
que ronque en cualquier tono,
del Do
al Si ha de brincar cual mono
y
sin batuta dirigirá su obertura;
será
el turno por él jamás soñado
y
todo con afinados instrumentos,
unos
de gruesa cuerda y otros de vientos
bramando
en la alcoba, ungidos en una aventura.
VIII
Ya los
ronquidos han variado sus tonos,
con
esto de los géneros de moda,
las
parejas se acoplan y el catre los acomoda.
Se escuchan
jipéos, lamentos o quejidos
con
aletargadas cacofonías de abandonos,
hartos
los vecinos nerviosos
al
novecientos once llaman ansiosos,
pensando
que alguien de esta vida se ha ido.
21-01-2023
Bonito
ResponderEliminar.Y0 no ronco, estoy segura, porque estoy dormida.