domingo, 15 de enero de 2023

LA FLEMA DE LA FLAMA


Por Humberto Frontado

 


           De lo más alto, bajo escurriéndome tenue, lánguido y sigiloso, paso por toda cavidad o hendidura sinusoide hasta quedarme en un extasiado reposo.

 

          Busco salir de mil y una manera de donde me encuentre, goteando corrido y hasta convertirme en un magnánimo torrente.

 

            Me han dicho que soy la flama de un héroe anónimo prodigioso, por tan solo actuar como una barrera y también por pegajoso.

 

            Mi presencia cíclica y permanente muchas veces les abruma, ha de ser por mi aspecto viscoso que en ocasiones se hace espuma.

 

           Por eso ante mi timidez he sido y seguiré siendo la flama, de aquel que entre sus dedos me tuvo antes de llegar a la fama.

 

           Puedo ser sedoso, maleable y llegar a ser algo apelmazado, pero tenebroso y mortal para aquel que de mí no se ha cuidado.

 

             Soy agua clara y salobre que en apacibles olas llegó al remanso, a las planicies del tiempo que solidifican y maduran mi descanso.

 

              Molesto me he manifestado en un abrupto asedio a tu aliento de vida, hasta hacerte desvanecer y llevarte casi al umbral en un ahogo de ida.

 

              Achis... Achis... es la carta de mi singular presencia y mi aviso inesperado, es la onomatopéyica expresión que alerta a quien me respeta y por años me ha considerado.

 

            Aunque el tabú ha enmarañado mi alocada y continua existencia, sabemos que entre tú y yo nos debemos respeto, consideración y muy secreta reverencia.

 

              Han de llegar a tu mente párvulos recuerdos de mí compinche estela, ya madurado y en relieve debajo del pupitre de tu añorada escuela.

 

             Te he visto meditabundo escabullirte en tu intimidad misteriosa, y tu confidente dedo buscarme apetecido hurgando en tu respingada fosa.

 

            Con el remoquete de moco me nombran en los bajos y profundos fondos, como incomoda flema los que tienen alcurnia y me tratan de otros modos.

 

              Un aerosoleado estornudo es la vía más desembarazada para compartirme, llego a todos en un santiamén; los unto a unos más que otros para luego irme.

 

             Soy hilillo salobre que ha de escurrirse y de tu llanto brota, he de escarpar lento la eme sinuosa de tu labio y descender plácido en tu boca.

 

             Soy mucosidad que se estira, encoge y hasta se hace vejiga, a veces exploto, cubro tu boca y puedo llegar hasta tu barriga.

 

             Entre tus pequeños y frágiles dedos por rato me mantuviste gozoso, ahora te apenas, te abochorna y me sacudes porque ya eres menos mozo.

 

            Emperadores, Reyes, Papas y Magnos Conquistadores de este mundo, antes de ser lo fueron confiaron secretos en mi como todo un segundo.

 

            No me perdono que, por culpa de mi inoportuna e incómoda presencia, muchos de ustedes dejan de hacer lo que tienen que hacer y se convierten en improcedente ausencia.

 

15-01-2023

1 comentario:

  1. Hermano eres ingenioso a la hora de escribir tus increíbles cochinadas. Recuerdas, debajo del pupitre, debajo de la cama, en las paredes y nuestro mural detrás de la puerta de la casa. Era toda una mezcla de cochinadas con nuestra cara de inocentes.

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