Por Humberto Frontado
No quiero un Dios mentiroso que encaramado en su montículo cerúleo dice verlo todo. No sabemos hacia qué lado ve, será hacia martes. Su falta de atención hacia el hombre solo la aprovecha para crear otras galaxias que no tienen sentido ni razón de ser solo para hacer magnánimo su poderío. Prefiero un Dios sencillo más humano y menos comercial que se deshaga de tanta existencia vana y se dedique a nosotros.
No quiero un Dios que se haga el pendejo y da libre albedrio a la gente que lo
representa para tergiversar lo que has
dicho y has dejado escrito desde hace siglos.
No quiero un Dios vejado por haber sido tan permisivo y haberse hecho de la vista
gorda y haya permitido tantas atrocidades a través de la historia de la cual
eres artifice.
No quiero un Dios de mentirosa omnipotencia que ha permitido que unos de sus deslices
creativos representados en un ángel maligno (Diablo, Belcebú, Satanás,
Mandinga, etc, etc.) haga estragos en nuestra psique, llenándonos el saco a
reventar de nuestras sombra y miedos. Y lo que es peor, haber permitido que sus
representantes manipulen y hagan magnánima la imagen del mal en tu presencia.
Exijo con derecho a que execres al diablo por siempre.
No quiero un Dios que cada vez se hace mas minucio debido a la estela de cagadas que
cada uno de los que lo representa terrenamente han ido cometiendo a lo largo de
esta manipulada historia.
No quiero un Dios miope que justifica su miope atención hacia nosotros debido a que
está un poco retirado en su acolchado sofá cielo, me pregunto dónde habrá
dejado olvidado sus omnipresentes espejuelos.
No quiero un Dios que se oponga a la miscibilidad de todas las toldas religiosas que
te representan para hacerte un ser único, será porque representa menos ganancia
económica, menos guerras, menos poder para los que lo representan. No hemos hecho nada diferente en evitar el
politeísmo, solo hemos cambiado de escenario. La esencia del politeísmo no se
ha perdido, era la lucha por lograr una cuota de poder representada por un dios,
estamos en lo mismo con un dios diferente para cada religión.
No quiero un Dios que se ha dejado maquillar para una imagen perfecta de publicidad
que lo hace ver exánime, como un maniquí mecánico, si el hombre se creó a tu
semejanza entonces se mas humano.
No quiero un Dios inmisericorde que se hace de la vista gorda ante tanta cosa mala
que sucede.
No quiero un Dios miserable que escatima que da y gasta lo menos posible que no
atiende a quien se le ha encomendado.
No quiero un Dios que ha extraviado en el camino su razón de ser y de existir. Que la
fantasía de tu omnipotencia ha sido doblegada para otros fines. Que tu omnipresencia
quedo limitada hacia otros espacios.
No quiero un Dios misógino que, aunque lo niega tampoco lo demuestra, cuando no se
apiada de una madre que pierde su fruto.
No quiero un Dios cada
vez más exánime, que ha delegado su responsabilidad en quien no ha sabido representarlo y que no
son dignos de tal misión.
No quiero un Dios que
ha descuidado su ocupación, por estar pendiente en que religión representar y
que le represente más poder económico y político a su publicitaria imagen.
No quiero un Dios
mentecato y alcahueta de Papa, Obispos, Padres, Pastores, curas y pare de
contar de todos esos niveles militares sinvergüenzas que han surcado el
maculado camino de la pedofilia.
No quiero un dios maúlo
que se hace acompañar del diablo todo el tiempo, con el fin de permitirle al
hombre una vía pecaminosa, y así una vez perdonado recuperarlo como adepto de
culto y con testimonio.
No quiero un Dios
mentiroso que a sabiendas de haberse instalado en la mente del crédulo, lo
abusa y lo manipula a su antojo.
No quiero un Dios que
tengamos que estar buscándolo todo el tiempo, haciendo caso omiso a su
omnipresencia, y se te justificamos diciendo que está en la iglesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario