Por Humberto Frontado
El hombre en su distante caminar
busca a través de etéreos pasos
el equilibro existencial.
No habrá barreras
que a su paso
no pueda abatir.
En ocasiones
será consciente
que aun habiendo caminado
leguas de camino
estará siempre
en el mismo lugar.
Ciñe su camino
a un eje de razón,
que sostiene y enrumba
con cada paso que da.
Cada haz de luz
que se concentra en su andar,
multiplica y extrapola su
distancia,
solo basta que se destemple
para sucumbir al desequilibrio.
El desgaste de sus zapatos
son proporción directa
de las alegrías y lágrimas
que ha dejado en su andar.
24-05-2013
Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
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