Por Humberto Frontado
La
tenue luz de la farola
es suficiente
para develar
tus profundos
y acertados pensamientos,
impregnados
de vigencia infinita.
Pudiste
dar la paz
que nunca tuviste,
la felicidad
que nunca te acompañó;
el miedo
que fue tu sombra,
la sabiduría
a la que fuiste ajeno.
Viviste
un misterio,
viviste tu vida;
cualquier vida
en un solo y fugaz momento,
apenas suficiente
para saber quién eras.
Eres
libro de arena
sin orden correlativo.
Con hojas que se desvanecen
una vez se leen.
Eres sublime redención
que nació de lo divino de tu ser.
Eres
ineludible relato
de un destino ya trazado
en arrabales, que incluyen
noches violentas
con sobresaltos de cuchillos.
Salieron
de ti
místicos relatos
que afanosos
buscaron suavizar
su tortuosidad metafórica;
de nada sirven
sí se debaten en perentorias
eternas posibilidades
y consecuencias.
Para
ti el olvido
puede estructurar realidades
con finitud determinada,
con casualidades infinitas:
pregúntale a Funes.
Camino
andado es tu poesía,
con sus partes
o versos intermedios
entre el principio y el fin;
donde se entrelazan
recuerdos olvidados
embadurnados de sutil belleza.
Diste
rienda suelta
al gaucho potro desbocado,
sin rumbo; galopando afanoso
por la filosa senda,
más allá de la turbia realidad.
10-03-2024
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez.
muy bueno! gracias pa
ResponderEliminarHermano me perdí, no conozco a Funes.
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