domingo, 19 de abril de 2020

EL CALVARIO ESCROTAL



Por: Humberto Frontado


      Hace unos días embebido de esta atosigante cuarentena durante esta Semana Santa me levanté con ánimo de hacer algunas cosas en la casa. Ya vestido y desayunado para la brega, comencé a ver cómo establecer prioridades de aquel cúmulo de actividades que tenía pendiente. Le eché una rasa mirada a la lista de cosas que tenía anotadas en la pizarra. Ya tenía días viendo que lo anotado no mermaba, más bien crecía, se ramificaba y mutaba hacia algo descomunal, que parecía que estuviera viendo uno de esos videos del Covid-19 donde se muta y reproduce vertiginosamente.
     Me quedé pensando en vacío por un momento y de pronto me envolvió unas ganas de quedarme estático, sin ni siquiera mover músculo. La repentina paralización ocasionó una contracción de toda la parte baja de mi abdomen. Permanecí tranquilo, apoyado al mesón de trabajo, mientras analizaba los síntomas. Un rato después llegué a la conclusión de que había experimentado lo que define banalmente la expresión coloquial de “dolor de Bola”.
     Esa expresión la usamos para definir una situación en la que imperativamente tenemos algo que hacer, pero que nos da mucha flojera llevarla a cabo. Ejecutarla nos llevaría irremediablemente a un plano indescriptible de aburrimiento, arrechera, molestia, desasosiego, frustración, desgracia, infortunio, agonía, etc. En este caso lo mejor que podemos hacer es quedarnos quietecito, como si nos fueran a circuncidar; sin hacer nada y esperar las consecuencias.
     Ilustraremos varios momentos claves donde puede aparecer el susodicho síndrome, por ejemplo:
§  Un domingo, minutos antes de comenzar un partido de futbol de La Champion, tu amada esposa te dice que hay que ir a visitar a su mamá.
§  Cansado y extenuado, estas a punto de salir del trabajo y te llaman para asistir a una reunión urgente con el gerente.
§  Explayado todavía en la cama, pasando la modorra de la amanecida rasca y tu papá te sacude pidiéndote que te levantes porque tienes que ir a barrer el patio, en medio de un atosigante viento de cuaresma.
     Al buscar información sobre el origen de la expresión encontramos que todas se circunscriben a la hipersensibilidad que presentan los venerables testículos. Su aspecto, unido al hecho de que tiene cierta soltura y movilidad, explica los diferentes apelativos con los que se conocen en la locución coloquial de los países hispanohablantes. Posiblemente el sinónimo más popular que alude al aspecto testicular sea el de pelotas, pero también se escuchan vocablos como bolas, canicas, huevos (webos, güevos), cocos, nueces, ciruelotes, aceitunas, güitos, higos, aguacates, pompones, cascarones, albóndigas, balines, kinders, envolturas escrotales, tanates, tompiates, los bajos, las partes nobles, la descendencia, cacahuates, aretes, añadidos, carótidas, cascabeles aparejo, castañas, buñuelos, etc, etc.
      Los genitales están rodeados casi en su mayoría por terminaciones nerviosas que pueden causar el más extremo placer, pero también dolor. Recibir un golpe en los testículos genera un dolor tan intenso que nos puede dejar sin aliento, noqueado, grogui, desmayado, etc. Algunos dicen que es un dolor en el alma y está por encima de la escala de los dolores de parto en la mujer. Los testículos son sin duda alguna, muy sensibles y pueden responder con dolor a lesiones como golpes, infecciones, torsiones o traumatismos, venas dilatadas y quistes. Los hombres sabemos que esa área del cuerpo es muy sensible y muchas veces en serio o en broma, usamos la expresión “dolor en los testículos” para describir una situación que es difícil de soportar.
     Una fuente consultada alude al sistema reproductor masculino como raíz inspiradora del término. Está comprobado en laboratorios norteamericanos que cuando un hombre se encuentra con su pareja e inicia con ella el proceso de seducción, a medida que éste transcurre todo un conjunto de órganos, tanto en el hombre como en la mujer, inician una interacción. En el caso del hombre se activa el aparato reproductor compuesto por los testículos, el epídimo, conducto deferente, la próstata, la ampolla, vesícula seminal, conductos eyaculatorios, uretra y pene, ante una cantidad de información que llega desde el cerebro y de los sentidos. Generando y moviendo líquidos de todo tipo que se fusionan en una armonía. Si un evento transgrede abruptamente el proceso y baja el breaker emocional del deseo, se produce un estallido algo parecido a un espasmo que se refleja inmediatamente en la zona ventral y se va incrementando paulatinamente. El flujo de sangre en el sistema excitado se acumula y congestiona en los conductos, y si no se libera, genera una presión en los genitales que causan el molesto dolor llamado vulgarmente “Cojonera” (Dicen, y que porque la persona que lo sufre camina cojeando). La expresión toma más ímpetu y denota más negatividad por el hecho de no haberse logrado el final, la recompensa divina del grato momento.
     Imaginemos una planta ensambladora donde hay una línea o banda de producción en serie donde se van agregando componentes a un artículo manufacturado que avanza; de repente, se paraliza la sección final de producción por algún problema, si la acción aún continúa aguas arriba todo se convertirá en un caos. Restablecer el proceso para retornar a la normalidad será un verdadero “dolor de bolas”.
     En fin, eso fue lo que sucedió cuando animado para la faena, al ver la larga lista de actividades, se bloqueó el animado impulso que traía y se volcó a ese desanimo que asemeja el dolor ventral. Es un padecimiento interno que es sólo para machos, por eso es un verdadero “dolor de bolas

Venezuela, Cabimas, 27-03-20.

Notas:
·        Dolor balls (Latin)
·        Ball pain (ingles)
·        Douleur au ballon (Frances)
·        Dolore alla palla (Italiano)
Blue balls (bolas azules en español): también conocido como cojonera, es la jerga utilizada para referirse a la próstata congestionada o vasocongestión de los testículos, que es la retención de líquido, particularmente linfa y sangre, en dichos órganos que a menudo se acompaña de dolor testicular agudo debido a la excitación sexual prolongada e inconclusa.

2 comentarios:

  1. Pariente, esa descripción es tan real y sentida que me recordó la descripción que hace Gabriel García Márquez, en la novela " CUEN AÑOS DE SOLEDAD" del calor pegajoso de Macondo, que uno leyendo lo sentía.

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