domingo, 12 de abril de 2020

EL ESPANTAPAJAROS Y EL LECHOSERO


Por: Humberto Frontado


      Es temprano y el sol abre lentamente la soporífera cortina para exhibirse y apoderarse cálidamente de la atención de todo ser viviente. Por allá a lo lejos se escucha cantar un gallo que hasta tartamudo parece. Los tropeles de pájaros comienzan a sacudirse la pereza de sus cuerpos, así como la capa del nocturno polvo con el que les cubrió esta cuaresma enemistada con la lluvia. Un joven Lechosero, después de acicalarse, invita con un improvisado y ecléctico canto a su esbelta prometida a ir de excursión, para buscar suculentos bocadillos tempraneros.
     Anteriormente, en la intrínseca naturaleza de estos pájaros no estaba la apetencia hacia los insectos. Los largos períodos de verano han secado el espíritu del resignado ecosistema y éste les ha impuesto nueva dieta.  Cualquier grillito, gusano, tarita que se aparezca en el camino pasa a ser parte de su vianda. Con vuelo rasante, como aves de caza, van curucuteando todos los árboles; ramas por ramas, hendijas por hendijas que puedan albergar cualquier bicho que les sirva de aperitivo. Se dice que la población de pájaros ahora es mayor debido a que ya no hay niños traviesos armados con hondas que merme su existencia.
      La pareja de Lechoseros enamorados ha descubierto un sitio que desde lo alto parece una diminuta isla verde, se embican en veloz vuelo hasta llegar a él. Calmos y sin prisa comienzan a deglutir aquella suculenta ensalada de vegetales sólo para ellos. Oculto entre una gigante mata de mamón y un frondoso níspero está aquel oasis vegetariano. Todo iba bien hasta que el macho ajicero, como también se le apoda, sintió que lo observaban. Después de haber deglutido una buena porción de tiernas nuevas hojas de una mata de chirimoya vió que algo se movía sigilosamente, pero permanecía en el mismo sitio. El pícaro pájaro ya nervioso dejó de comer, miró fijo lo que se zarandeaba y notó unos raros ojos que lo estaban observando; intrigado preguntó.
-         ¡hey!... ¿quién eres tú?
     Una voz tembleque le contesta.
     - ¡Soy yo, el espantapájaros!
     El odioso y repelente Lechosero se echó a reír contagiando a su pareja, que también había escuchado la respuesta de aquella escueta y bamboleante figura. Ya serio le comenta.
     - ¿Y qué haces allí colgado en esa cuerda como un saltimbanqui?
     El espantapájaros aclarando la voz con un carraspeo le contesta.
     - Los dueños de este conuco me instalaron aquí para proteger las matas de iguanas y pájaros intrusos como ustedes.
     El pájaro voló exagerando el aleteo para intimidar al vigilante y se le acerco diciéndole.
     - Perdón amigo, pero vos creéis que una armazón de cidis (CD´s) como tú nos va a asustar a nosotros. ¿En qué cabeza cabe hermano?
     Un tenue soplo de brisa fue suficiente para darle valor al espantapájaros y responder al malintencionado y retador volador.
     - Ve Lechosero, según mi dueño, ustedes son unos seres que todo les asusta. No es necesario que sea más robusto, más feo y diabólico o llamativo como Chuqui. El miedo los tiene a ustedes poseídos y con sólo notar mi presencia, en este conjunto equilibrado de cidis, salen despavoridos. Es por eso que ahora soy una versión más sencilla y económica.
     - Ahora yo te voy a decir una cosa – ripostó algo molesto el emplumado – primero debes saber que ahorita el pájaro más bruto, por lo menos tiene un sexto grado aprobado y no se va a comer ese cuento de los espantapájaros, bolsas transparentes con agua de colores, centellantes esqueletos hechos con cidis, helicoidales serpentinas de colores, así como otros descerebrados artilugios que el hombre ha inventado para espantarnos. Todo eso lo hemos visto y estudiado en el tiempo, ya no somos tan tontos como antes. Hemos entendido que el valor del miedo nos ha ayudado a distinguir el peligro real del imaginario. Nos ha hecho sentir confianza y vivir más seguros en un mundo cada vez más hostil. Hemos entendido que en el hombre cada pensamiento que tiene viene precedido de una percepción, cada impulso que lo mueve viene precedido de un pensamiento, cada una de sus acciones viene precedida de un impulso y él no es un ser tan reservado para que su conducta pase desapercibida y sus pautas no puedan detectarse. Cuando tu dueño te construyó pasó como dos horas haciéndote, remendando con el nylon el poco de cidis que te componen en los dos pedazos de madera. Allí arriba en el alto mamón uno de mis amigos veía con atención todo el proceso. Al cabo de unos días todos los que frecuentamos la zona ya sabíamos de tu presencia.
     Los ojos del espantapájaros se hicieron inmensos ante los comentarios de vil pajarraco, balbuceando unas palabras logró decir.
     - Pero mi dueño me hizo con la finalidad de que yo evitara que ustedes, el enemigo como él dice, se coman sus matas y alimentos.
     Tomando otra posición, ya que el sol le encandilaba, el emplumado ser continuó diciendo.
     - Tu amo como todos los hombres en general, aunque parezca loco lo que te voy a decir, necesita un enemigo; pareciera que su existencia depende de ello. Necesita atribuirle inconscientemente al enemigo aquellos rasgos que son intolerables en el mismo, como el no poder tener una cosecha de calidad. Allí encontrará en los piojos, hormigas, comején, bachacos, iguanas hasta en el coronavirus, el enemigo que andaba buscando para justificar su fracaso.
     El espantapájaros movió negativamente su cabeza, esta vez por esfuerzo propio diciendo.
     - ¿Por qué no buscar un equilibrio? Yo escucho decir al jefe que ustedes son unos abusivos, no consideran y se comen todo a su paso, acaban con los brotes que apenas están naciendo, las flores que más tarde desarrollarán y darán un fruto se la meriendan en un santiamén.
     - El problema es el siguiente, déjame decirte algo que de seguro no lo sabe tu dueño – ripostó el emplumado – lamentablemente éste es el único sitio a kilómetros a la redonda que ofrece esta variedad nutritiva de vegetales, es para nosotros una especie de oasis en medio de un extenso desierto. Estamos conscientes que ahora ya no hay muchachos bellacos depredadores que nos atrapaban para encerrarnos en jaulas, pienso que desistieron de la idea porque el costo del alimento para pájaros está por las nubes y no se consigue, también las jaulas cuestan un ojo de la cara. El otro fenómeno que se presenta es que actualmente aquí hay una superpoblación de tuqueques que han cambiado su hábitat y costumbres alimenticias. Años atrás veías a los tuqueques alrededor de una lámpara comiendo insectos atraídos por la luz, allí se alimentaban toda de noche. Ahora eso ha cambiado, el costo de los bombillos es tan alto que la gente ha optado por disminuir el número de lámparas externas en la casa. El otro fenómeno es que el tipo de luz que dan las lámparas de bajo consumo o led son menos efectivos para atraer a los bichos. En vista de todo esto, los tuqueques han optado por dividirse en dos bandos: uno de color blanquecino que mantiene aún su alimentación nocturna  y el otro ha mutado a un color marrón oscuro que se oculta camuflado entre la maleza y los árboles, buscando alimento a toda hora. Por eso cuando salimos en la mañana a desayunar no encontramos nada en el menú, no nos queda otra que irnos al restaurant vegetariano de tu jefe. Así que amigo espantapájaros usted siga haciendo su trabajo, aproveche y baile al son de los vientos de cuaresma bamboleándose y encandilando con sus cidis, que nosotros haremos lo nuestro.

Venezuela, Cabimas, 26-03-20.



El Pájaro Lechosero Ajicero se caracteriza por tener un fuerte pico curvado y una notable ceja blanca. El plumaje superior es gris a verde oliva dependiendo de la zona que habita, la garganta y el abdomen son mucho más claro que el resto del cuerpo. A los lados del pico sobresalen unas manchas negras que asemejan bigotes. Se encuentra en bosques lluviosos, rastrojos, arbustales, bordes de bosque, ciudades y jardines. Emite fuertes y sonoras notas que varían por regiones y repite continuamente con intervalos de tiempo, las cuales a veces conforman frases no tan musicales por los tonos muy agudos que emite. En época reproductiva se le escucha incesantemente durante el día. Anda en pareja o en grupos que se alimentan de frutos, flores y hasta brotes y hojas nuevas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Resumen de la ultima entrega

COCHERISMOS

Por Humberto Frontado         El perenne tiempo viaja arrastrando por las greñas todo a su paso; sin embargo, hay algo con el que no pue...