domingo, 8 de junio de 2025

GALLOS Y ESPUELAS

Por Humberto Frontado


 

     Vana percepción del ocio

te cubre como plumaje de ceniza.

Diversión profana que determina tu arte.

 

     Eres simbolismo imprudente

que resiste la legalidad.

Eres vivo estoicismo del juego ancestral.

 

     Más rancio que las guerras

guardas la picardía y sapiencia

de tus audaces promotores.

 

     Controversias a todo grado:

tradición cultural adversa,

acto de crueldad animal.

 

   Contrastas con la humana UFC,

banalizan la crueldad de tu valentía.

Eres vistosidad sin máscaras.

Danza violenta de picos,

alas desgarradas,

sangre en la arena.

 

     Con blandas regulaciones

todavía subsistes en rincones,

donde la ley desvía la mirada.

Te arqueas en espuelas manidas

de vicio y ludopatía.

 

     Preparar gallos es arte

heredado de arcaicos asiáticos.

El cruce de razas los hará indomables.

Una rígida dieta formará campeones.

 

     Criados para la agresividad,

seleccionados por coraje en combate;

son símbolos de resistencia y bravura.

 

     ¡Pica mi gallo!

Cada refrán encierra

fuerza única que retumba

en los galleros de férrea mirada.

 

     Cubierto con tu colorida capa

entras sigiloso al ruedo,

actúas informal y clandestino.

Gloria efímera para el vencedor,

silencio para el caído;

voraz vigencia...

"Canta el gallo, pierde la espuela".

 

08-06-25

 

Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.

3 comentarios:

  1. El poema encapsula la paradoja de las peleas de gallos como tradición arraigada pero éticamente conflictiva. La forma bella enmascara el contenido crudo. Evita una condena explícita, refleja la ambivalencia social hacia esta práctica: se critica entre comillas mientras se admira su folklore. Queda abierto al lector decidir si el poema es un homenaje, una elegía o una denuncia velada.

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  2. Voy al gallo del abuelo Benito Bermúdez

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  3. Humberto, en cuanto a la opinión que pides del poema, lo considero elegíaco por que en la gran mayoría de las peleas resulta uno de los competidores sin vida y el victorioso maltrecho. No lo veo como denuncia dada su tradición ancestral que ha hecho de esa batalla una tradición, y por último, el único elemento a homenajear es la transparencia del gallero, que caza apuestas soportadas solo por su palabra y cumple su compromiso de manera intachable. De ahí el adagio Palabra de Gallero.
    Un abrazo

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