miércoles, 29 de enero de 2020

EL DECODIFICADOR DE CARACTERES



     Ya de noche, caminando hacia la plaza Los Leones, buscando hablar con alguien, me encontré con otro viejo paisano que se deleitaba fumando un tabaco con un olor muy fuerte y penetrante. Yo hacía esfuerzos por comenzar una conversación, pero no hallaba como ubicarme en un sentido que no me diera aquel pestilente aroma. Lo saludé cordialmente y comencé la tertulia preguntándole por la situación de agua; ya esto es normal o característico en el comienzo de una conversación aquí en la población de Cabimas. Me contestó con una larga bocanada de humo, lo cual interprete como una respuesta negativa sobre la aparición del preciado líquido en el sector.
     Al voltear la cara para no respirar aquella molesta humareda observé cerca la presencia de un extraño que caminaba hacia nosotros con cierto ritmo al andar. Le pregunte rápidamente al paisano.
-      ¿adivine cual profesión que tiene o tenía ese señor que viene ahí?
     El viejo lo mira y se sonríe diciendo.
-      ese negrito se ve como medio parguete.
     Igual me sonreí y le contesté.
-      será pargo, pero ese señor tiene que ser o fue bailarín... o cantante en alguna orquesta o conjunto.
     Esperamos un rato hasta que estuviera cerca para preguntarle.
-      ¡Señor! – le emplace – disculpe, usted puede decirnos, si no es mucha molestia, ¿cuál es o fue su profesión?
     Aquel hombre ya mayor, nos miró y nos respondió amablemente.
-      Yo soy profesor de baile tap.
-      ¿por qué preguntan? – contestó el apacible viejo.
-      Fue por curiosidad – le dije - nos llamó la atención la forma muy particular en su caminar.
     Ya más entrado en confianza con los dos señores les confesé. Es que esta es una forma que tengo durante muchos años de pasar el tiempo. Desde que comenzó el problema de los cortes o racionamiento de electricidad, algunas personas se ocupan de jugar domino o barajas, otras de hablar pendejadas por horas. A mí me dió por venir a la plaza y observar a la gente caminar. Así puedo adivinar que trabajo tienen o en que se desenvuelven, y hasta que tipo de problema los embarga.
     He adivinado con peloteros, boxeadores, policías, vigilantes, ladrones, cajeros de bancos, caleteros, daleros, inspectores de tráfico, abogados, bomberos de gasolina, sindicalistas, etc. Hasta a los chavistas los detectó. Cada persona va adaptando algunos movimientos característicos de su postura de desempeño a su caminar. Es como si la práctica de nuestro trabajo moldeara nuestro cuerpo.
     Una vez me confundí entre un jinete y un ciclista; hasta que los detallé y comprobé que, sí hay unas pequeñas diferencias, casi imperceptibles. Esto para mí es muy importante ya que me distrae y permite matar el tiempo fácilmente hasta que me llegue la hora de entrar al trabajo que no tengo. Como decodificador de almas tengo la esperanza que esto me distancie del viejo caminante que no sabe a dónde va, y que por sus pasos dubitativos parece que ha olvidado que hace allí.

     Venezuela, Cabimas. 04-02-17

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