Por:
Humberto Frontado
El Dios, en el que creo, es el que:
· Me habla de una sola verdad, sin ambigüedades y sin
incertidumbres.
· Me dice y explica que una acción puede tener una o
varias reacciones, de que nada es permanente y todo cambia en el tiempo.
· Me habla en tono amable y me explica que cada uno
de nosotros tiene libre albedrío de escoger el Dios que más quiera.
· Me consuela en forma amigable sin yo solicitarlo.
· Me permite hablar con él en forma sencilla sin
enigmas; donde no hay necesidad de rezos, ni oraciones, aprendidas de memoria y
repetitivas hasta el cansancio, que no tienen ningún sentido.
· Me permite contactarlo en todo momento sin sumisión
y sin miedo porque me trata como igual.
· Me acoge en sus regazos sin tener que ir a locales,
mausoleos, templos llenos de altivez y almidonadas cortinas.
· Me dice que su omnipresencia lo hace estar en todas
partes, inclusive en mí.
· Me emplaza a lograr las cosas por mí mismo.
· Me pide que no me desgaste en buscar explicaciones
estériles, para demostrar su existencia, ya que simplemente, él está en mí.
· Me dice que es libre y no pertenece a ninguna
religión específica, ellas solo se rigen ante esquemas o dogmas
discriminatorios.
· Me dice que su palabra es sencilla y única y no
necesita interpretaciones de eruditos paleógrafos; no está escrita en ninguna
parte, solo está en la conciencia de cada uno de nosotros.
· Me dice que cuando quiera pedir concejo, piense en
los ingredientes básicos que construye la unión de la familia y las soluciones
brotarán.
· Me sirve y me dice que la buena acción está por
encima de cualquier palabra ya sea hablada o escrita.
· Me dice que después de la muerte vamos a vivir
eternamente en el paraíso que representan los recuerdos que dejamos en memoria
de los familiares y amigos.
· Me dice que nuestro destino lo vamos labrando día a
día y no hay nada escrito, todo lo que se habla sobre apocalipsis, Armagedón
son puras conjeturas del hombre en el tiempo (alquimista).
· Me dice que él es omnipotente y no necesita corte
celestial para que lo ayuden en su labor, menos de satanás para persuadir a la
gente que crean en él.
· Me sosiega mientras duermo para que alcance todas
mis metas.
· Me dice que su omnipresencia es tal, que solo se
limita a mi interior.
Venezuela, Cabimas, 2008
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