Por Humberto Frontado
De un
lugar lejano y arremolinado
emigras acarreando una apelmazada carga
de mentiras envueltas en medias verdades.
Eres
torbellino sin contemplaciones
que trae a la superficie viejos tormentos
ya creídos ahogados por siempre.
Con fuerza
extrema
amedrentas las voluntades más firmes,
solo eso y nada más.
Con
energía incontenible
agitas viejos sedimentos.
Del fondo de la conciencia
develas olvidados caprichos.
Tu
presencia en cada encuentro
nos recuerda la fragilidad que envuelve
nuestro carcomido sentimiento.
Eres
un síntoma de belleza engañosa,
atrapas sin aviso;
nos haces perder toda racionalidad.
De
pronto,
has de traer juicios vanos
que al tocar la orillada razón
revientan con una fuerza explosiva.
Eres
una marea de poder abrupto
que nos empuja sin piedad
hacia decisiones caóticas e irrevocables.
Subestimar
tu presencia silenciosa
puede conducirnos a caminar
por el filo de acantilados profundos.
Frente
a ti,
anhelo amores de pensamiento sereno;
de apariencia plácida,
que anclen temerosos los sentidos
en un puerto seguro.
28-09-2025
Corrector de estilo:
Elizabeth Sánchez
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